La Cofradía de las Benditas Ánimas celebró su tradicional procesión por las callejuelas del camposanto
Recogimiento y fervor en la tarde-noche del Día de Difuntos. La Cofradía de las Benditas Ánimas ha recorrido un año más las calles del cementerio de San Atilano bajo una fina lluvia para realizar el rezo del Santo Rosario con la imagen del Cristo del Perdón o de las Ánimas, que recibe culto en la capilla del camposanto.
A las ocho y cuarto se iniciaba el cortejo en el crucero del cementerio, donde estaba colocado el Cristo de las Ánimas iluminado por la luz de unas teas. Una cruz alzada y el pendón de la Cofradía de Ánimas abría el cortejo, que se puso en marcha puntual. Más de doscientos cofrades y devotos, portando velas encendidas en las manos, conformaban la comitiva, que discurre por las calles del camposanto y que constituye una jornada de especial recuerdo para los difuntos.
La imagen del Cristo era portada a pulso por tres hermanos (uno en cada brazo de la cruz y otro a los pies de la imagen), recorriendo las distintas zonas del cementerio mientras los asistentes rezaban el rosario, como es tradicional. A mitad del rezo, una fina lluvia hizo acto de presencia, aunque respetó la oración final, presidida por el capellán del cementerio, para arreciar una vez resguardada la talla del Cristo en el interior de la capilla.
El sonido del viático entre los distintos misterios, el olor a incienso y el murmullo de los rezos por las calles del camposanto confieren a esta cofradía un carácter de especial recogimiento y respeto, uniendo en el rezo a los cofrades y devotos que recuerdan de esta manera a sus difuntos.
Según informa Ángel Centeno, presidente de la cofradía, el número de hermanos en la actualidad es de 320. De esta forma, la cofradía ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años y cada vez son más los zamoranos que se acercan a rezar por sus seres queridos en la única procesión que se celebra por la noche en el interior de un cementerio en todo el país.