jueves. 28.03.2024

Los mejores pasajes de la tarde vinieron de la mano de Antonio Ferrera, que cortó una oreja del sexto.

Juan José Padilla ha abierto la puerta grande de Zamora tras desorejar al cuarto de la tarde en la primera de la feria de San Pedro en la que el viento se ha erigido en protagonista. Los mejores pasajes vinieron sin embargo de la mano de Antonio Ferrera, en estado de gracia, quien cortó una oreja y que emborronó con la espada un triunfo que pudo ser mayor. Paquirri salió abroncado en su despedida de la afición zamorana tras masacrar en varas a los dos de su lote.

Con el viento como protagonista y una importante bajada de los termómetros arrancaba la feria taurina de San Pedro con un cartel de toreros banderilleros y un encierro de Gerardo Ortega de desigual juego y que en general fueron excesivamente castigados en varas. Tampoco el viento favoreció el lucimiento de los astados, con faenas en el tercio o al hilo de las tablas. Hubo momentos en que el coso parecía la Plaza de Alemania en la noche del Sábado Santo. Los zamoranos bien saben de lo que hablo.

El que abría plaza metió bien la cara por ambos pitones en el capote de Juan José Padilla para luego rajarse estrepitosamente en la muleta después de un tercio de banderillas compartido con sus compañeros de terna. Su faena, breve al quedarse sin oponente, fue silenciada tras un pinchazo y estocada entera. Aprovechó la buena condición del segundo de su lote de principio a fin con el Padilla más bullidor y conectando inmediatamente con los tendidos: largas cambiadas de recibo, un poderoso tercio de banderillas y un inicio de rodillas calentaron los tendidos, para continuar con diversos adornos y desplantes en la cara del toro, al que le faltó entrega que el torero suplió con su habitual repertorio. Aunque pedidas por la inmensa mayoría de la plaza, excesivas fueron las dos orejas concedidas por el palco -en el que se estrenaba Francisco Moro, reconocido aficionada, como presidente- al ciclón de Jerez, que arrasó en Zamora con su entrega y sus ganas.

Si por la mañana el jerezano se sumaba desde la emoción al dolor y a la oración en memoria de Iván Fandiño, antes de abandonar el coso zamorano en volandas se persignó y elevó la mirada y sus brazos a lo alto compartiendo la alegría de una puerta grande, homenajeando más cerca del cielo a quienes han dejado sus vidas en el ruedo.

Los mejores pasajes, el toreo más caro, vino con el tercero de la tarde, un toro bronco al que Antonio Ferrera recibió con bellos lances a la verónica para invitar a sus compañeros de terna en banderillas. Muy medido en el caballo, supo administrar muy bien los tiempos para casi inventarse una faena con pases de uno en uno a un toro que nunca se entregó y que iba con la cara alta en la que destacaron naturales de precioso trazo, finalizando con un arrimón, encajado en los pitones. Reposado, sin prisa, con poso, perdió con la espada un triunfo más que seguro, aunque para cuando dobló el tercero el público andaba más pendiente de la merienda que de sacar a saludar al diestro o de pedirle incluso una merecida vuelta al ruedo. Pero las fiambreras ya estaban abiertas y solo escuchó unas palmas. Una oreja se llevó del que cerraba plaza, un toro que tuvo sus complicaciones y al que supo imponerse con una faena de mando, pura disposición, que fue compensada con un apéndice aunque la espada cayó trasera y caída.

En cuanto a Paquirri, el diestro decidió despedirse de la afición de Zamora antes de pisar la plaza, dejando inéditos a sus dos toros tras masacrarlos en varas. Fue fuertemente abroncado en la que ha sido su última comparecencia en la plaza zamorana. Sin apenas voluntad, hizo evidente la injusticia de copar un puesto en la feria de Zamora mientras el torero de la tierra, Alberto Durán, se queda en casa.

En el burladero de médicos, a escasos metros del ruedo, el cirujano zamorano Enrique Crespo Rubio, que hace dos años le salvaba la vida en Huesca, contemplaba el festejo como un ángel de la guarda.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de Toros de Zamora. Primera de la Feria de San Pedro. Con un tercio de plaza en tarde fría y ventosa se han lidiado seis toros de Gerardo Ortega de desigual juego y presencia.

Juan José Padilla, silencio y dos orejas.

Paquirri, silencio y bronca.

Antonio Ferrera, ovación y oreja.

GALERÍA (Fotos: Arturo Delgado)

 

Un Padilla bullidor abre la puerta grande en la primera de feria