jueves. 25.04.2024

El camino hasta Santander arrancó en Benidorm, en aquel primer punto en Plata, en aquel primer partido que no hacía presagiar lo que mañana se juega el MMT Seguros, lo que mañana se juega la ciudad. El camino hasta Asobal arrancó hace ya muchos años, cuando un grupo de amigos decidió apostar por el balonmano en esta ciudad. Mañana es el final de un camino, y el principio de otro, porque el MMT Seguros nunca para en su caminar sin techo hacia la élite del balonmano español.

El partido más importantes de nuestra historia. Si hay algo que pone de acuerdo a toda la familia del MMT Seguros es la importancia de este partido en Santander, la importancia de tener tan cerca el ascenso a Asobal. La plantilla, que ayer arropó a Octavio Magadán en la rueda de prensa, que ayer mostró la unidad que existe en este grupo de amigos, que ayer volvió a inundar de optimismo a la hinchada pistacho con sus declaraciones, como lo hizo el sábado en el pabellón con su balonmano.

El reto es complicado, porque si ha habido una bestia negra en esta competición, ese ha sido el Sinfín, el que apeó a los zamoranos de la Copa, el que consiguió triunfar en el Camba. Un equipo que ha conseguido derribar el muro zamorano y cortocircuitar el ataque de Eduardo García Valiente. El MMT Seguros necesita vencer ante el equipo que más le ha complicado, necesitará ganar en La Albericia si quiere ser equipo de Asobal.

Si la anterior visita de los zamoranos a un pabellón foráneo fue al Pabellón de los Sueños, el de La Albericia ya conoció el sueño de ver ganar una liga con el mítico Teka en los años 90. Final poético para un equipo zamorano que quiere reescribir la historia, que quiere volver a pintar el libro de una historia que este año tiñó de plata y mañana podría ser de oro, y que siempre es pistacho.

El MMT Seguros sólo tiene ojos para ese partido, para esos 60 minutos. El MMT Seguros únicamente quiere pensar en ganar, en subir, en ascender, en campeonar; sin pensar que siempre quedará una segunda bala en la recámara. Una bala que, a día de hoy, nadie quiere utilizar.

El partido más importante de nuestra historia