martes. 16.04.2024

Después de toda una vida dedicada al ciclismo, la joven promesa ha tenido que colgar las mallas para dedicar su vida al estudio


"Soy zamorana. Toda mi familia vive aquí. Me gusta pasear e incluso llevar el nombre de mi ciudad allá donde voy. Me gusta que digan que soy zamorana", afirma orgullosa María Calderón, pese a que sus antepasados se sitúan en Guardo, en la provincia de Palencia. La joven promesa consiguió ganar dos campeonatos de España en contrarreloj individual (2014 y 2015) y participar en los mundiales de Ponferrada y Richmond (Virginia, Estados Unidos) en su etapa como juvenil.
Todo profesional tiene sus inicios deportivos, y los de María se remontan a la más inocente infancia. "Mi primera bicicleta era de mi hermana y la sigo teniendo todavía. Tiene las ruedas macizas y la montaba y la desmontaba millones de veces sin saber lo que hacía. Me dedicaba a pasear con ella por el taller de mi padre con dos años sin ruedines", asegura con un tono nostálgico. Esa niña, años después, se transformaría en toda una promesa del ciclismo nacional, llegando a viajar con la selección en mundiales, uno de ellos en Ponferrada. "Tuve la suerte de que cuando fui, se celebraba en España. Es bestial, no creo que existan palabras para describirlo", asevera claramente emocionada. "Representar a tu país en tu país..., creo que se describe solo".
Paradójicamente, poco después una carrera acabaría con sus sueños encima de la bicicleta. Pero no fue una contrarreloj, ni un campeonato mundial, ni siquiera sería una competición ciclista. Fue una carrera universitaria. María tuvo que aparcar la bicicleta porque sabía que en el futuro no podría vivir de ello. "Cuando eres mujer no te puedes dedicar al ciclismo, pero no me arrepiento de nada. Si volviera a nacer elegiría el mismo camino sin ninguna duda, pero es muy duro verse atrapada siendo tan joven y dejarlo era la única vía de escape. Fue la decisión más complicada de mi vida.", relata mientras poco a poco su voz se vuelve más temblorosa.
Durante los primeros compases de su aventura en fisioterapia, compaginó la carrera universitaria con la ciclista. "El primer curso se me hizo muy cuesta arriba porque tenía que compaginar el andar con viajes y la alimentación con el estudio. Llegaba muerta a casa después de cuatro o cinco horas de entrenamiento. Incluso una vez me quedé dormida en clase y me pilló la profesora", dice mientras estalla en una carcajada que rompe con su resignación anterior.
María intenta explicar el porqué de la precaria situación del ciclismo femenino profesional. "No es solo en el deporte. Hoy en día se puede ver en la calle, sobre todo con las reivindicaciones que están haciendo las mujeres. ¿Cómo no va a suceder también en el deporte? Supongo que es más divertido ver a un ciclista hombre que a una mujer", afirma irónicamente. No obstante, piensa que la situación poco a poco va mejorando. "Obviamente las corredoras femeninas no ganan más que los hombres. Aun así, se está intentando que los premios se igualen".
Al hablar de la situación de la mujer en la bicicleta, también tiene palabras para los medios de comunicación. "Yo veo todo el ciclismo, todo. No me pierdo nada, me encanta", recalca orgullosa. "El femenino sale alguna vez, pero cuando aparece es ridículo. Al menos se podrían aprender el nombre de las españolas. A la hora de las retransmisiones no hay color entre una cosa y otra". A continuación expone como ejemplo una carrera femenina en la capital. "Cuando competían los hombres, hablaban de ciclismo. Cuando lo hacían las mujeres, hablaban de Madrid. Que qué bien está la ciudad, que qué bonito es ese edificio. Cualquiera se da cuenta de esto".
Pese a que María Calderón ha aparcado por ahora la bicicleta para centrarse en su carrera como fisioterapeuta, en un futuro desearía volver a ponerse el par de dorsales. ¿Quién sabe? Igual en un futuro puede tratarse sus propias lesiones. Igual puede crear el concepto de ciclista-fisioterapeuta profesional. Sin embargo, por ahora es mejor que se centre en sus estudios.

La carrera que le hizo aparcar la bici a María Calderón