El Zamora CF iguala el partido en la recta final con un jugador menos desde el minuto 20 y desquicia a la parroquia local.
Miguel Santos empaló un balón en la frontal en el minuto 90, empujó con ganas, con el alma, con las pocas fuerzas que le quedaban a un equipo que llevaba 70 minutos con un jugador menos y que merecía ese gol. Santos marco un gol salvador para su equipo y sus compañeros corrieron a por el balón porque querían más, habian olido sangre y sabian que el Ourense estaba tocado. Corrieron para hacer un último esfuerzo, para volver a morder y para festejar que marcaban fuera de casa otra vez despues del gol de Prada en el Sardinero.
El Zamora mereció mas desde el inicio, salió en tromba, maniató a los gallegos y dominó por completo. Las ocasiones se sucedian y se encontraban con un muro llamado Manu. Jorge Hernandez, Alvaro Montero, que incluso intentó una chilena, Miguel Santos o Rubén se encontraban con paradas milagrosas del cancerbero. El gol llegó, aunque fue anulado, en un cabezazo de Garretas a la salida de una falta. El colegiado señaló fuera de juego cuando los jugadores celebraban el tanto en una piña.
Siguió el dominio visitante durante algunos minutos mas, con menos ocasiones pero con la misma sensación de peligro constante, hasta que una jugada aislada, la primera del Ourense, acababa con penalti y expulsión de Ramiro por sacar un balón que se colaba en la portería. Iker Alegre, muy activo mientras estuvo en el campo, batía a Imanol desde los 11 metros.
La baja de Ramiro no amilanó a los rojiblancos que siguieron dando sensación de peligro, aunque con menos posesión del balón, y defendiendo ordenadamente para que la superioridad de los locales no se notara.
El público local comenzó a cabrearse a medida que avanzaba la segunda mitad, porque los locales no daban síntomas de mejora, aunque Imanol tuvo que sacar un mano a mano que hubiera cerrado el partido. Luego apareció Santos, rubricó la obra maestra de esfuerzo de los rojiblancos y devolvió la sonrisa a la expedición zamorana.
