viernes. 29.03.2024
El Zamora festeja la salvación.

Jornada 38 de liga. Todo el camino andado hasta el momento se decide en los últimos 90 minutos. Los rojiblancos, que hoy jugarán de negro, tienen que vencer en Mieres para no descender a Tercera División. Las noticias que llegan desde otros campos hablan de victorias de los rivales rojiblancos: sólo vale vencer.

El tiempo se agota y en la grada, en el banquillo, en las cabinas de prensa... el descenso empieza a estar muy presente. Únicamente un milagro salvará al equipo de bajar de categoría, únicamente un milagro logrará que el equipo evite el descenso contra el que ha luchado durante un largo y duro año.

El tiempo está cumplido y el colegiado señala tres minutos de descuento que corren como la pólvora para los zamoranos mientras que el Caudal de Mieres finaliza un trámite de cara a jugar el Play-Off más importante de su historia. Y de repente, una falta.

El Hermanos Antuña enmudece, es una sola bala, es meterla o bajar, es confiar en el guante de Nacho Matador y rezar. Y los segundos que tarda en colocar el balón el asturiano, los segundos que tarda en colocarse la barrera son eternos. Y Nacho Matador coge carrera, mira a la portería y el tiempo se congela. El pie derecho del mediocentro toca el balón de una forma dulce y a la vez violenta, lo acaricia, le dice por donde tiene que ir, le enseña el camino que miles de almas calladas gritan que tiene que seguir.

Y el portero vuela, como son muchos vuelos de porteros, largos, duros, más bien inútiles porque el balón ya ha elegido que quiere colarse en la portería, pero dándole emoción a un final esperado. El balón entra en la portería y pasa un segundo hasta que la gente lo celebra. Ese segundo de miedo a que sea mentira, ese segundo para comprobar si es cierto que ha entrado, ese segundo hasta que las emociones se desbordan y el estadio entero, acompañado por unos aficionados mierenses que guardaban buena relación con los rojiblancos, grita: Zamora, Zamora.

Actualidad

La historia ahora es muy distinta, y los locales, los jugadores del Caudal, sufren en los puestos de descenso y se complican su existencia después de un inicio aciago y un culebrón veraniego en busca de un entrenador. La necesidad imperiosa de victoria ahora es para los asturianos, mientras que los zamoranos han empezado en la zona alta de la tabla, y viajan por mitad de la tabla con la comodidad de poder resbalar en algún encuentro, aunque una victoria serviría para encaminar, aún más, la permanencia.

El Zamora vuelve al lugar de los sueños