jueves. 28.03.2024
Di Biase, uno de los jugadores expulsados en el Zamora.

El colegiado gallego Cid Puga expulsó a tres jugadores y cargó de amonestaciones a los rojiblancos que, pese al nefasto arbitraje consiguió aguantar el empate a cero frente a un Real Oviedo que no supo manejar su superioridad aunque gozó de dos ocasiones claras para marcar.

El Zamora CF sacó un punto que sabe a victoria en el Tartiere en un partido, hasta la expulsión de Ramiro Mayor, que conseguía controlar y en el que el Real Oviedo no era capaz de batir la defensa planteada por Roberto Aguirre.

Y es que fueron casi 80 minutos de un partido muy completo de los rojiblancos, cerrando líneas, tapando agujeros, siendo serios y sin cometer errores, un encuentro casi perfecto en defensa y con algunas contras interesantes que buscaban un gol para adelantarse.

Era un buen partido de los de Aguirre, era volver a la senda del buen fútbol, olvidar los tropiezos de las últimas semanas y ser, de nuevo, un equipo sólide que alcance la salvación, salvación que, por cierto, está un punto más cerca.

En ataque la más clara la tuvo Jorge Hernández cuando pudo darse la vuelta sin oposición en el área y disparar demasiado cruzado, o Montero, que en la segunda mitad, aunque en un fuera de juego que no vio el colegiado, remató a bocajarro ante Orlando y este, casi desde el suelo detenía el balón cuando se colaba. Aparte de esas dos ocasiones, 10 minutos de desenfreno zamorano, al inicio de la segunda mitad, dejaron una colección de disparos desde fuera del área que no inquietaron en exceso al meta ovetense.

En defensa, el equipo fue correcto, rozando la perfección, maniatando a un Real Oviedo que tenía la pelota pero no era capaz de encontrar huecos. Tuvo una en la primera mitad, aunque, eso es cierto, fue tan clara que lo difícil era echarla fuera, aunque así fue. David Alba, con la portería vacía tras un tiro de Annunziata al palo, le pegaba mal al balón y la echaba fuera. Aparte de eso, el Oviedo fue un querer y no poder, un tocar por delante de las líneas del Zamora, sin apenas profundidad.

El esquema cambió en la segunda mitad, granero tocó a arrebato y cambio a tres de sus hombres, metió pólvora con Alain, Eneko y Señé, y por unos momentos le salió bien, embotelló al Zamora que empezaba a dar síntomas de cansancio y parecía que iba a llegar el gol. Fue un espejismo, un momento de angustia rojiblanca, cinco minutos de éxtasis carballon y poco más. Annunziata y Héctor Simón, dos de los hombres que más problemas estaban creando a los rojiblancos estaban fuera del partido y al Real Oviedo se le acabaron las ideas.

El partido se dormía, sin ocasiones, sin jugadores que pudieran decantar el partido a su favor, pero Nico Di Biase, al intentar robar un balón cometía falta y veía la segunda amarilla, quizá excesiva, pero tampoco criticable. El Zamora tenía que replegarse y Jorge Hernández dejaba su sitio a Cristian. Fueron momentos de agobio, de cerrar atrás y empujar cuando un balón quedó en el área de Imanol y éste, para perder tiempo, decidió no sacarlo.

A Real Oviedo le enfadó la actitud del cancerbero zamorano, hasta el punto de que Diego Cervero decidió que el balón dividido no lo devolvería e intentarían pelearlo, lo que desembocó en una tangana en la que Ramiro Mayor y Cervero se encararon y el central zamorano le dio un ligero cabezazo al delantero ovetense. Un cabezazo suficiente para expulsar a un jugador por agresión, pero un cabezazo insuficiente para derribar a un Diego Cervero que sacó su veteranía para intentar una expulsión del equipo visitante.

El Zamora se quedaba con 9 jugadores en un partido en el que no había habido dureza por ninguno de los dos bandos y entonces, los rojiblancos hacían otro cambio, retiraban a Montero para dar entrada a Javi Ramos. En el cambio, Álvaro Montero se hizo el remolón, como acostumbran todos los futbolistas cuando les vale el resultado o están en inferioridad y entonces, Cid Puga, triste protagonista del encuentro, decidía dejar a los rojiblancos con 8 jugadores. Una expulsión que, además, venía precedía de una amarilla en la que Montero pisaba de forma involuntaria a un jugador del Real Oviedo y que el árbitro castigó de forma exagerada.

Tras el espectáculo arbitral, el Real Oviedo fue dominador por completo del balón, pero no supo jugar contra 8 y en los casi 20 minutos que tuvo superioridad, únicamente creó dos ocasiones de peligro: un disparo lejano de Señé que pegó en la cepa del poste y un remate de Alain en el segundo palo que envió fuera cuando el Tartiere cantaba el gol.

El Zamora CF tiró, en estos minutos, de esa veteranía de la que adolecía el año pasado y arrancó un punto de Oviedo que le permite dormir en cuarta posición, a la espera de la jornada del domingo.

El próximo partido de los rojiblancos será el próximo fin de semana en Burgos, ya que en la jornada intersemanal descansa al tener que enfrentarse al Equipo 20.

Un heroico Zamora aguanta en el Tartiere con 8 hombres