viernes. 29.03.2024
Triens y Epitafio 2010 y 2011, de Legado de Orniz

Los ingenieros y enólogos Enriqueta Celemín y Diego Alfredo Ribbert, propietarios de Legado de Orniz, presentaron ayer sus vinos Triens y Epitafio a la Asociación de Sumilleres en el restaurante Casa Mariano. Legado de Orniz es una bodega radicada en San Román de Hornija y adscrita a la D.O Toro que apuesta por vinos de alta calidad.

Un momento de la cataAprovechando el potencial de la Tinta de Toro y la herencia familiar de Enriqueta Celemín, los dos enólogos apuestan por preservar la esencia de los vinos de Toro. Con siete hectáreas de Viñedos propios en San Román de Hornija (Orniz era Hornija), en la confluencia de los ríos Hornija y Bajoz, la variedad de sus suelos (arenosos, de canto rodado) permite obtener una uva de altísima calidad. A pesar de su corta historia, sus vinos Triens y Epitafio ya han obtenido un Zarzillo de Oro y una Medalla de Oro en Bruselas.

Los sumilleres conocieron los vinos de Legado de OrnizLegado de Orniz elabora de forma precisa sus vinos desde la propia cepa, con el cuidado personal de las viñas en todas sus fases y cosecha y vendimia manual. Cuando la uva llega a bodega se selecciona también de forma manual, si bien los propietarios e impulsores del proyecto explicaron que por ahora elaboran sus vinos en Bodegas Montelarreina de alquiler donde efectúan selección en cinta, remontados y maloláctica para pasar finalmente a barrica. En el proceso utilizan tanques troncocónicos y cilíndricos de hormigón o acero inoxidable que permiten diferentes sistemas de extracción.

Este cuidado personal desde la viña hasta que el vino llega a la mesa deriva en una pequeña de obra de arte en cada botella como culminación de un proceso que intenta sintetizar la historia de siglos de los vinos de Toro.

Enriqueta Celemín y Diego Alfredo RibbertLa única diferencia entre Triens y Epitafio, con doce meses en barrica de roble francés, en la que reside la personalidad de cada vino, es la edad de las viñas. Así, Triens se elabora con cepas de 40/60 años, mientras que Epitafio surge de viñedos centenarios. La bodega apuesta por vinos de 15 grados aprovechando la propia personalidad de la Tinta de Toro, si bien la sensación de alcohol es menor.

La cata comenzó con Triens 2010, cien por cien Tinta de Toro. Al ser su primera añada ya tiene un año largo en botella, donde adquiere redondez. Con aromas en nariz a tierra mojada tiene entrada muy rotunda en boca. En boca, sabores a fruta roja y regalices, también a cítricos cuando se abre.

El presidente de los sumilleresEl Triens 2011, de color rojo intenso con matices rubíes, posee en nariz aromas de vainilla y tostados con gran expresión frutal (ciruelas, fresa madura). Goloso en boca es equilibrado, complejo y persistente.

En cuanto al Epitafio 2010, de trata de un vino más complejo y elegante, muy redondo, con presencia de fruta negra y gran equilibrio y persistencia en boca, con un gusto intenso y sensaciones muy agradables.

La cata finalizó con Epitafio 2011, un vino rojo intenso con presencia de frutos del bosque y notas de cacao y tostados en nariz -también mentolados y especias- y un gusto equilibrado y de gran profundidad en el que los taninos dulces y maduros de alternan con la madera y que aporta frescura en la zona media del paladar.

La cata se complementó con una proyección sobre la historia de los vinos de Toro y de la zona vitivinícola de San Román de Hornija, que se distingue por la heterogeneidad de sus suelos y por un contraste de temperaturas que crea un microclima que potencia la calidad y alta expresión de la uva.

 

El legado de los vinos de Orniz