jueves. 25.04.2024

La sede de la Agrupación Montañera de Zamora se convierte en un velatorio a la espera del rescate de los cuerpos de los tres montañeros.

Desde que se conociese la noticia del fallecimiento de los tres jóvenes zamoranos, la sede de la Agrupación Montañera de Zamora se ha convertido en un centro de peregrinación de amigos y compañeros y de diversos medios de comunicación, un velatorio a la espera del rescate de los cuerpos.

Unos, buscan consuelo en los abrazos, en el dolor compartido, también en el silencio, un silencio que te corta el cuerpo. Los otros, desde el respeto, intentan hacer su labor informativa con una noticia que ha sacudido a Zamora esta tarde como un terremoto y que ya está en todos los medios nacionales.

Jóvenes y avezados montañeros entran y salen de la sede. Han pasado de la esperanza a la consternación en apenas unas horas. También algunos vecinos, atraídos por la gente que se agolpa a sus puertas, han conocido la noticia a pie de calle y se llevan las manos a la cabeza. Demasiado jóvenes, demasiado dolor.

Psicólogos de la Junta de Castilla y León se han desplazado asimismo hasta la Montañera para asistir al círculo de amigos de los fallecidos en caso de que necesiten sus servicios y la Policía Municipal vigila la zona para controlar la afluencia de personas y medios.

Pero todo es silencio. Silencio y desolación. Esa es la palabra: desolación, como si un alud hubiese arrasado todo a su paso. Desolación. Todos saben que la montaña es hermosa y también despiadada. Pero también todos se aferraban a la esperanza de que sus compañeros apareciesen con vida.

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Ahora, miembros de la Montañera Zamorana se desplazan a Cantabria para acompañar a los restos de sus compañeros cuando sean rescatados. El operativo ha sido suspendido hasta mañana ante las dificultades que presenta la zona y la falta de visibilidad. La montaña que tanto aman se ha cobrado tres nuevas víctimas, Fernando, Rubén y Dani; tres montañeros demasiado jóvenes para morir. 

Todo es desolación.

DESOLACIÓN