jueves. 18.04.2024
Los bomberos colocaron un gran lazo rosa en la fachada del Ayuntamiento

Dos zamoranas operadas de pecho recuerdan su lucha en el Día Internacional contra el Cáncer de Mama

No olvidarán el día que el médico pronunció las palabras malditas: cáncer de mama. Ni la dureza de la quimio. Ni enfrentarse a un espejo que les devolvía la imagen de una mujer mutilada, sin pelo ni cejas. Pero sobrevivieron a la enfermedad y ahora miran a la vida de frente, sin miedo. Amelia y Ani son sólo dos ejemplos de las miles de mujeres que cada día luchan y vencen. Por todas ellas, por su ejemplo, hoy luciremos lazos rosas.

Miles de mujeres luchan cada día contra la enfermedad (Foto:mujerhoy.com)Amelia, divorciada y madre de dos hijas, tenía 49 años (hace ahora cinco) cuando le detectaron un tumor en la mama izquierda. El doctor Salvador le extirpó un pecho en Zamora y después, en Salamanca, la doctora Elena Elvira le aconsejó quitarse la otra mama por precaución. "La reconstrucción de los pechos –cuenta Amelia- fue peor que cuando me quitaron la mama. Entonces ni me enteré, ni tuve molestias con los drenajes ni nada".

Doce sesiones de quimio y treinta de radio debilitaron su cuerpo hasta el extremo. Pero pudieron más sus ganas de vivir. "Con la quimio –recuerda- pensé que no lo contaba. Estaba muy deteriorada, sin defensas y tuvieron que ingresarme. Ahí sí tuve miedo de no poderlo contar. Pero confiaba mucho en mí misma, me decía: "tienes que salir como sea". Ahora miro atrás y me digo: "Qué valiente he sido". También influyeron mucho mis hijas, me ayudaron mucho. Tenía que luchar también por ellas".

Hoy se celebra el Día Internacional contra el Cáncer de Mama. (Foto: terra.es)A Ani, casada y sin hijos, en 2006, cuando tenía 57 años sus compañeros de trabajo le detectaron un tumor de los más agresivos. Con un viaje a Sicilia ya pagado tuvo que suspender sus planes y pasar de forma urgente por el quirófano, donde le fue extirpada la mama derecha. Algo que no era nuevo en su familia. "Mi madre también estaba operada, y mi hermana también –cuenta Ani, que ahora colabora como voluntaria en la Asociación contra el Cáncer-. De tres mujeres que éramos en la familia, estábamos las tres operadas".
Recuerda la dureza de las sesiones de quimioterapia. "Cuando me diagnosticaron el cáncer, me dijeron que tenía un tumor de los más agresivos, me lo pusieron muy mal. Todavía hoy me pregunto cómo he tenido tanta suerte, con lo jodido que era. Ni en la operación ni en el tratamiento no tuve ningún contratiempo con nada. Conoces casos de gente con otros problemas, pero no piensas que te va a tocar a ti. Y aquí sigo, superándolo y ahora mismo estupenda".

Sin pelo

Los testimonios de otras mujeres son importantes para quienes luchanAlgo que recuerdan las dos con especial dureza es la caída del cabello. "La caída del pelo, aunque en realidad sea lo menos duro de todo –señala Amelia- es muy traumática. Para mi verme sin pelo era lo peor. Sabes que crece, pero te miras al espejo y no te reconoces. Yo me miraba al espejo y decía: "no soy esta". Sin pelo, con mi extrema delgadez...yo en mi caso adelgacé mucho. Otra gente en vez de perder peso engorda con el tratamiento".

"Tengo contacto con muchas mujeres operadas de pecho, muchas somos voluntarias en la Asociación contra el Cáncer –añade Ani- y es emocionante estar con gente que ha pasado por lo que tú. El mismo proceso: el palo inicial cuando te lo dicen; verte sin pelo, tan débil...las miles de cosas que se te pasan por la cabeza...".

Amelia, además, quiere destacar el papel jugado por el oncólogo José Álvarez y su enfermera. "Te explican las cosas de una manera que entiendes perfectamente. Es un hombre preocupado en todo momento por hacerte pruebas...uno de los mejores oncólogos que hay. Para mí son dos personas importantísimas".

Mirar a la vida de frente

El lazo rosa, símbolo internacional contra el cáncer de mamaEnfrentarse a la muerte es una experiencia dura, de la que ambas salieron fortalecidas. "Aprendes a mirar la vida de otra manera –dice Amelia-; valoras la gente que te quiere, a tus amigos...te cambia la vida. Ahora disfruto sólo con ver amanecer, con ver el sol, con el trabajo, con mis hijas. Cuando superas el cáncer te das cuenta de que la vida sigue exactamente igual. Las fuerzas se merman, pero descubres que tienes una fortaleza muy grande".

Aún así, siempre queda el miedo a las revisiones. "Cuando tengo que ir –continúa Amelia- siento miedo, y me digo "no quiero". Pero luego pienso que si es, que si aparece de nuevo, pues a luchar otra vez".
"La vida pasa –reflexiona Amelia- y el proceso del cáncer es duro. Pero miras hacia atrás y ves que hay cosas peores y cánceres muy agresivos que no se pueden superar. Yo estoy aquí, cada día es un regalo y así lo siento".

Esa misma percepción tiene Ani. "La vida sigue. La quimio y la radio son un proceso duro, pero aprendes a valorar las cosas de otra manera. Ves la vida muy diferente, no le das importancia a cosas a las que antes sí se la dabas. Y te queda ese poso de optimismo, de decir "aquí estoy". Es duro, se pasa mal. Pero se sale. Ese es el mensaje que hay que transmitir: se sale".

Por ellas, heroínas del día a día, y por las mujeres que luchan. Por las que se quedaron por el camino pero lucharon hasta el último día, hoy, Día Internacional contra el Cáncer de Mama, miles de personas luciremos un lazo rosa en la solapa. Un lazo rosa que envuelve la fachada del Ayuntamiento. Un lazo rosa que anuda el corazón de todos los hombres y mujeres del mundo.

"Estoy aquí y cada día es un regalo; es duro, pero se sale"