Niños, adultos, gente más mayor... no importa la edad, no es excusa para no ir cada día a la playa a darse un chapuzón o simplemente a relajarse leyendo con las vistas que Zamora ofrece.
La playa de los Pelambres, es uno de los rincones de Zamora donde, además de ir a refrescarte puedes admirar sus vistas hacia la Catedral de la misma. Situados en la margen izquierda del río Duero, en la opuesta a las Aceñas de Olivares, se encuentra este retiro que merece la pena visitar. Antaño, lugar de baño y ocio veraniego, tal y como nos contaba uno de los muchos zamoranos que hoy se han acercado hasta allí: "no había día que tu madre no te hiciera un bocadillo para que pasaras el día con tus amigos bañándote en el río y jugando a las cartas".
Hoy, también es conocido por ser un mirador inmejorable para poder contemplar la imagen más emblemática de la ciudad: Peña Tajada, la muralla y la Catedral o incluso los restos del antiguo puente romano, el barrio de Olivares o las Aceñas.
"Yo vengo al río desde pequeña, me encantaba y me encanta ahora, vengo con mis amigos de toda la vida a pasar el día o incluso con mi marido"-comenta una zamorana afincada en Madrid-. Como ella, muchos zamoranos van cada día a disfrutar de todo ello tal y como la tradición lo ordena. Otros en cambio, visitan Zamora por primera vez y se topan con el paraje al que no dudan en volver a visitar, así nos lo contaba una pareja de Vigo, que en su viaje hacia Madrid lo han descubierto por casualidad y no han dudado ni un momoento en asentarse: "estamos acostumbrados a los ríos de Galicia en los que se ve el fondo, pero esto es hermoso y estamos muy a gusto con estas vistas tan lindas".
Con el calor sofocante que está haciendo estos días, los zamoranos buscan soluciones para estar frescos, y aunque las piscinas están muy de moda y el sitio está algo descuidado, todavía hay algunos que no quieren perder la tradición que desde niño le enseñaron y cada tarde cogen sus toallas y se disponen a descansar en la playa de los Pelambres: "vengo porque es tradición, es que mi familia venía aquií desde que yo era pequea y ahora hago yo lo mismo con mi hijo"-relata una joven zamorana-.
Madrid, Vigo, Zamora... da igual la procedencia, en unos tiempos donde tan solo quedan unos pocos amantes del río, todos siguen dispuestos a seguir bajando hasta allí con mochila, toalla, libro o amigos para disfrutar del sol, la buena compañía o simplemente de las vistas que Zamora les ofrece cada día con su playa.
