El 23 de febrero de 1981, la democracia española vivió su prueba más difícil hasta días de hoy.
Militares del antiguo régimen franquista protagonizaron un intento de golpe de Estado que pudo haber acabado en una nueva dictadura.
El resultado final de éste golpe de estado, fue la consolidación definitiva del sistema democrático español, el intento golpista no fue un hecho del todo inesperado para muchos , dado el amplio malestar existente en sectores del Ejército por los cambios políticos emprendidos tras la muerte del Caudillo Franco.
El forcejeo de Tejero con el general Gutiérrez Mellado (vicepresidente del Gobierno de España) y los posteriores disparos al techo realizados por Tejero no presagiaban nada bueno, ni dentro ni fuera del hemiciclo.
Solo permanecieron en su asiento, desafiando la orden de tirarse al suelo, el propio Gutiérrez Mellado, el presidente del Gobierno de España Adolfo Suárez Gonzánlez y el dirigente comunista Santiago Carrillo.
Diputados y senadores, quedaban secuestrados en el edificio más representativo de la soberanía española durante horas, dejando al país entero con el corazón en un puño, mientras las noticias de lo que ocurría se conocían a cuenta gotas.
