jueves. 28.03.2024

La Banda Maestro Lupi de Benavente ofrece un magnífico monográfico del compositor toresano.

Dicen que nadie es profeta en su tierra pero David Rivas, además de embajador, anoche se convirtió en profeta en Toro, su cuna. La Banda Mestro Lupi de Benavente ofrecía anoche en la Plaza de Toros de Toro un magnífico concierto monográfico con piezas del compositor toresano, que congregó a numeroso público en el histórico coso. Las cerradas ovaciones de sus paisanos sacaron a Rivas por la puerta grande de su ciudad en un noche en la que se mezcló la magia de su música con el rastro del humo del incendio que asolaba parte de la provincia. La cara y la cruz, la vida misma.

Dirigida unas veces por el propio Rivas como invitado y otras por su titular, José López Cid, la Banda del Maestro Lupi (integrada por un centenar de jóvenes músicos) desplegó toda su sonoridad en el escenario instalado en el coso toresano: equilibrada, matizada y muy afinada, mostró el gran trabajo realizado a lo largo de los años bajo la batuta de López Cid, quien ha logrado un conjunto de contrastada calidad, reforzada por la belleza de la música de Rivas, tan personal e inconfundible.

Abría el concierto la Fantasía Ibérica para cotinuar con "La Ruta del Cid", un poema sinfónico medieval de carácter épico sobre Rodrigo Díaz de Vivar evocando sus gestas y el tierno amor de Jimena, para después cambiar de registro con la "Fantasía Folclórica", una rapsodia para flauta de tres agujeros en la que el músico Luis Antonio Pedraza se mostró como un virtuoso del instrumento tradicional en sus registros más agudos y en sus floreos a modo de diálogo con los músicos o en la vertiginosa jota final que hacía levantar los pies del suelo a más de uno.

Tras un breve descanso, la leyenda "Angus y la doncella mágica", de clara inspiración celta y la fantasía infantil "De fábula" -con alegres y vertiginosos ritmos y referencias a las fábulas del león y el ratón y la cigarra y la hormiga, además de una divertida despedida de los músicos con efectos sonoros y un final de papelillos-, para finalizar con el poema sinfónico "Camino de Santiago", compuesto al alimón con Miguel Mateos, solemne en el inicio, alegre en el pasaje de los pereginos y tremendamente evocador en el romance de la enamorada, un tema que se repetía en una dulce voz femenina recreado después por la Banda y por Luis Antonio Pedraza, ataviado con la tradicional capa de Aliste, con pasajes de zanfona y de flauta con tres agujeros.

Fue entonces cuando la plaza de toros de Toro tributó una cerrada y calurosa ovación final a Rivas, su músico, su profeta, que ayer veía cumplido en el escenario un sueño con mucho trabajo y muchas horas de ensayo detrás.

Hasta el coso toresano llegaba el rastro del humo del pavoroso incendio declarado en Aliste y Alba. El alcalde de Toro, Tomás del Bien, quiso tributar desde el escenario un homenaje a quienes a esas horas luchaban por combartir el fuego y a quienes estaban abandonando sus casas, tributando el público una emotiva y prolongada ovación a todos ellos. También el alcalde de Benavente, presente en el acto, tuvo unas palabras de reconocimiento a Rivas y a "su" benaventana Banda del Maestro Lupi por ese hermanamiento cultural de las dos ciudades, que tendrá su continuidad con una actuación de la Banda La Lira en la ciudad de los Pimentel.

Para finalizar, un emocionado David Rivas agradeció a todos -músicos y asistentes, así como personal de la plaza, del teatro Latorre y técnicos de luz y sonido- su colaboración para que la noche de ayer fuese perfecta. Y cuando la noche y el silencio regresaban a Toro, sus paisanos lo sacaban por la puerta grande del merecido reconocimiento a su ingente trabajo y a su talento, que pasea el nombre de Toro allá donde va.

La "Obertura Lupiana" como propina, dedicada al público y en especial a su padre, Pedro Rivas, que hoy cumple años, puso el broche final a una noche histórica en el histórico coso toresano, el más bello escenario que puede imaginarse para la más bella música, la que lleva el inconfundible sello de David Rivas.

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La música de David Rivas abre la puerta grande de Toro