jueves. 28.03.2024
Los miembros de la "Cofradía" del Cencerro reparten roscas de pan y alegría por las calles (Fotos cedidas por la cofradía)

 Vestidos de tratantes de ganado y acompañados de una burra, sus miembros reparten roscas y alegría por toda la ciudad

Desde 1962 recorren las calles zamoranas tal día como hoy, festividad de San Antón. Es la Cofradía del Cencerro, o de los "burros", que integrada por una cuarentena de socios reparte roscas de pan, alegría y buen humor por toda la ciudad ataviados con un jubón, una boina y un pañuelo blanco, a la manera de los antiguos tratantes de ganado y acompañados por su inseparable burra, que es tratata a cuerpo de rey como una más.

Ángel Centeno (derecha), hermano mayor "burro" de la Cofradía del CencerroEnero, diecisiete. Los sones de los Dulzaineros de la Calle Real, de Soria, anuncian desde hace casi veinte años su presencia en las calles. Quizá no podía imaginar Ángel Centeno (el hermano o "burro" mayor) que aquellas reuniones que comenzaron en 1962 para convidar a una sanantonada a sus amigos se convertirían, cincuenta años después, en una de las tradiciones más singulares y más queridas por los zamoranos.

Los hermanos burros reparten las tradicionales roscas de pan entre los zamoranosAsí, cada 17 de enero un grupo de hombres ataviados con la jubona de tratantes, pañuelo blanco al cuello y boina en la cabeza, recorren las calles acompañados por una burra y repartiendo las tradicionales roscas de pan, alegría y buen humor entre todos los que presencian el paso de tan singular comitiva.

Ángel Centeno recuerda que, siendo niño, su abuelo -que tenía un taller de carpintería donde ahora se alza la oficina de Banesto- invitaba cada año a sus amigos a la típica sanantonada, consistente en un plato de alubias con distintas piezas del cerdo. Al fallecer su abuelo, en 1957, aquella tradición se perdió pues sus tíos no continuaron el relevo, por lo que en 1962 a Ángel se le ocurrió invitar a unos amigos a comer la sanantonada. Aquella comida -de la que sólo quedan tres fundadores: el propio Ángel Centeno, Tasio de la Rosa y Manolo Ramos "Bullas"- sería el germen de la "Cofradía" del Cencerro, profana por estatutos pero sagrada por amistades de toda la vida.

La burra que les acompaña es tratada a cuerpo de reySu peculiar atuendo, como tratantes de ganado, surge también de los recuerdos de Ángel Centeno, que conoció a dos populares personajes zamoranos que aún lo utilizaban en la segunda mitad del siglo XX, como un carnicero de las Tres Cruces y El Tocinero de la calle Quebrantahuesos, y quiso ser un homenaje a los tratantes en el día de la fiesta de los burros.

Entonces era normal que mozos y mozas se enviasen misivas de felicitación llamándose "burros" en la festividad de San Antonio Abad, patrono de los animales, que cuenta con numerosas celebraciones en la capital y en la provincia. Como curiosidad, este tipo de jubón, pero sin cuello, era el que utilizaban los pimienteros aún a mediados del siglo XX.

Ataviados como tratantes de ganado, reparten sus roscas por la ciudadLos hermanos Eduardo y Antonio Pedrero; el Sigi; Ángel Núñez "el Deli"; Chuchi; Kiko; Cástor Novoa; Miguel Ángel Pertejo; Santiago "Pichila"; Fonsi; Félix Honorato; Pedro Julián; Manolo Iglesias; Ángel González; y las nuevas generaciones que les siguen como José Luis y Ricardo Ramos o David Gago "Pichila", entre otros; o los recordados "burros" ya ausentes -Félix del Hoyo, Castoril y otros "castas" que pusieron el listón muy alto- llegaron a formar un conglomerado humano que año tras año afianza una tradición muy querida entre los zamoranos y que esta tarde volverá a las calles.

La burra es engalanada en el día de San AntónYa ha desaparecido la tienda de zapatos de Tasio, en La Costanilla, donde iban a cambiarse los hermanos antes de comenzar su peregrinaje por las calles; hoy lo harán en el antiguo local de un banco, cedido por un particular, donde jurarán su puesto los "biches" del año en curso, como Juanmi Colino, Aparicio o Miguel Escudero, entre otros.

Tampoco está Antonio tras la barra del Chimeno -aunque continúa el negocio su hijo- ni "El Chulo" al frente de la antigua Mortera, donde las tapas de Magdalena sabían a gloria. El restaurante España cerró sus puertas y no queda ni en la calle Pelayo ni en San Andrés rastro del Rocío de Agustín El Rejo ni de muchos de aquellos bares y locales donde los hermanos burros acudían con su burra a chatear -de tomar chatos de vino, nada que ver con las nuevas tecnologías- y a repartir las tradicionales roscas de pan.

Pero el espíritu de la Cofradía del Cencerro sigue siendo el mismo: festejar a San Antón y hacer partícipes a los zamoranos de su alegría. Enero, diecisiete. Esta tarde, a partir de las siete y media, volverán a la calle. Entonces, cuando suenen las dulzainas y el redoblante y aparezcan sus figuras con babis negros, cientos de zamoranos se unirán a la fiesta y compartirán con ellos un año más de buen humor y amistad en honor de San Antonio Abad.

La Cofradía del Cencerro volverá a las calles esta tarde

 

 

 

 

Enero, diecisiete: la "Cofradía" del Cencerro vuelve a las calles