viernes. 19.04.2024
Placa conmemorativa del Tratado de Zamora en el Domus Municipalis.

Desde las alusiones al hemanamiento y al Tratado de Zamora que pueden descubrirse en el Domus Municipalis, hasta las vistas de la montaña sanabresa desde el castillo y el mirador de San Bartolomé o el lugar prioritario del que gozan las mascaradas de la provincia en el Museo Ibérico de la Máscara y del Traje, las huellas de la provincia son visibles en un paseo por la localidad portuguesa de Braganza.

A tan sólo una hora de viaje en coche de la capital zamorana, el centenar de kilómetros que separa ambas cuidades se ha convertido durante siglos en una barrera de lejanía psicológica marcada por la frontera trazada en 1143 entre Alfonso I de Portugal y Alfonso VII de León y Castilla, en un acuerdo de paz suscrito en el denominado Tratado de Zamora.

De ese documento histórico se dejó constancia cuando se cumplieron 850 años en una placa con motivo de las efemérides que está colocada en el interior del Domus Municipalis. Ese edificio pentagonal utilizado primero como aljibe y posteriormente como Ayuntamiento brigantino da cuenta de la ligazón que tiene con Zamora la ciudad portuguesa que ha dado nombre a varias casas reales europeas. El Domus conserva recuerdos de las ciudades con las que está hermanada Braganza, entre las que figura Zamora desde hace 30 años.El director del Museo Militar junto a una reproducción de las trincheras de la Primera Guerra Mundial.

Apenas a unos pasos del antiguo Consistorio de estilo románico puede verse un ejemplo del gótico en la iglesia de Santa María, de la que destaca su imponente techumbre pintada con la técnica del trampantojo por Manuel Caetano Fortuna y la talla de María Magdalena atribuida a la escuela de Gregorio Fernández, que también dejó su impronta en Zamora a través del Cristo Yacente que desfila la noche del Jueves Santo.

En las cercanías se encuentra el Castillo de Braganza y en su torre del homenaje se puede visitar el Museo Militar de la ciudad portuguesa. El recorrido expositivo castrense muestra la evolución del armamento ligero a lo largo de 800 años, desde el siglo XII hasta la primera guerra mundial, tan devastadora para Portugal, al perder la vida 30.000 militares lusos, la mitad de los que participaron en ella. El visitante zamorano puede descubrir entre sables, trabucos, fusiles y trincheras de 'la Gran Guerra' un curioso mapa histórico de Tras os Montes elaborado por el Ejército para anotar en él las horas que se tardaba en recorrer a pie distintos trayectos. Allí figuran pueblos como Fermoselle, Padornelo, Argañín o 'Alcanizas' y 'Luvina', tal y como figuran escritos los nombres de Alcañices y Lubián.Vistas de Braganza y la montaña sanabresa desde el mirador de San Bartolomé.

Son sólo algunos ejemplos de las referencias zamoranas con las que puede toparse el turista en un recorrido por Braganza. Dentro del recinto amurallado de 600 metros de perímetro con forma de corazón también se encuentra el Museo Ibérico de la Máscara en el que hay reproducciones de los Carochos, el Zangarrón o el Tafarrón, mientras que extra muros es parada obligada la que se efectúa en el Centro de Arte Contemporáneo Graça Morais, un museo ligado con el de Baltasar Lobo en Zamora a través del proyecto común de fondos europeos con los que se financiaron. 

Para terminar el paseo por Braganza, el turista ávido de rincones no tan conocidos de la ciudad puede desplazarse hasta el alto en el que se encuentra el mirador de San Bartolomé y desde allí disfrutar de una panorámica de la ciudad con la montaña sanabresa al fondo. Un deleite para la vista con el que concluir un recorrido turístico por la ciudad que desde hace tres décadas es 'hermana' de Zamora.

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Tras las huellas zamoranas en Braganza