Últimamente en televisión y en algunos otros medios de difusión como son algunas revistas, asistimos a ver de forma desproporcionada a muchas personas que critican la vida de otras como si la conocieran a las mil maravillas... (También las lapidan con respecto al físico, pero ese tema lo trataremos en otros artículos sucesivos).
Pero no hace falta irnos a la TV.... En la calle y en multitud de entornos como el trabajo también podemos darnos cuenta de esto...
Invito a reflexionar: ¿Hasta qué punto esto es saludable? ¿Qué saca la persona criticando duramente a otra? A parte de hacerla más débil y ridiculizarla sin saber a ciencia cierta el por qué de sus comportamientos u otras acciones, no se me ocurre mucho más...
En el fondo creo que cuando nos sorprendamos a nosotros haciendo esto... sería bastante deseable decir: "Vaya, ya estoy otra vez igual, ¡basta!". Y con ello convencernos a nosotros mismos de que son personas iguales que nosotros, seres humanos, que a veces se equivocan porque son falibles, al igual que a veces nos hemos equivocado nosotros... Es cuestión de vernos más similares entre nosotros (salvando las diferencias, ya que cada ser es único), no vernos tan lejanos con respecto al otro, y mostrarnos más empáticos. Tan fácil como eso.
En este punto llego a la siguiente reflexión: Esas mismas personas que critican, como forma de vida, en muchas ocasiones tienen los fallos idénticos de aquellas a las que critican... pero sin éstas darse cuenta de los propios. Es como si las personas que critican algunas cosas en el otro, se percibieran a sí mismas como perfectas o bien con permiso a hacer lo que en los demás critican porque en su caso está absolutamente legitimado y justificado... Pues bastante al contrario... Nadie somos más que nadie ni muy diferentes al resto, pero a veces nuestra mente... nos juega malas pasadas...
Os dejo con una frase que os hará reflexionar acerca de ello:
"No tires piedras a tu vecino si tienes una casa de cristal."
