2 de octubre de 2015, 19:08
El patrimonio parece ser el elegido para las pintadas de unos cuantos descerebrados. Para cuando la ley se aplique de manera ejemplar y de su merecido escarmiento a los vándalos quizá no tengamos que proteger. En este caso la Iglesia de San Esteban es la maltratada, y más allá de cultos eclesiásticos y de otros menesteres cuidar lo nuestro sería lo suyo, a que esperamos.