Ataviadas como antaño, van buscando conseguir el dulce néctar de la vida, es una estampa que hace años que no se ve en el pueblo. Otrora de manos con callos, de navajas y cestos de mimbre que se han transformado en guantes, corvillos y cubos de plástico. Sanzoles del Vino celebró ayer la fiesta de la Vendimia intentando rememorar aquellos tiempos en los que trabajar de sol a sol era el pan de cada día.
El vino, caldo de los dioses, ha sido siempre un pilar fundamental en Sanzoles, tanto es así que desde hace varios años se rememora la vendimia de antaño, de la que se realizaba en familia, en la que tanto grandes como pequeños sufrían la "lagarada" una vez en su vida. Tradiciones que a pesar de que continúan en muchas familias otras las han ido transformando con el paso a la época de lo "digital".
Los vecinos de Sanzoles celebraron ayer este acontecimiento con un desfile por el municipio, ataviadas las mujeres de vendimiadoras con el caballo y los aperos, fueron enseñando a los más pequeños las tradiciones más arraigadas al pueblo. Entregando obsequios a los niños del pueblo.
Además, se realizó una merienda de hermandad organizada por la Asociación Melitón Fernández para terminar con un recital del coro de "San Zoilo", dirigido por Luis María Martín. Un broche que puso fin a los ecos de una tradición de hace millones de años, que de una forma u otra continúa latente en los vecinos de la Tierra del Vino.
