viernes. 29.03.2024
El Zangarrón de Montamarta en una imagen difundida por el Ayuntamiento.

El Zangarrón volvió a salir hoy por las calles de Montamarta en una las mascaradas más populares del ciclo invernal de la provincia, cuyos orígenes se remonta a las celebraciones del cambio del solsticio de la época romana.

Desde primera hora de la mañana, el Zangarrón, encarnado por uno de los quintos de la localidad, salió por las calles a felicitar el año y pedir el aguinaldo a los vecinos, azuzando con el tridente a quienes se interponen en su camino y a quienes se resisten a darle una propina.

Este estrafalario personaje va ataviado con una careta de corcho pintada de negro y coronada con dos orejas de liebre. Lleva además un traje confeccionado con cuerro de vaca y toallar marrones y amarillas. El disfraz se completa con flores de papel pintadas de colores, tres cencerros a su espalda y un tridente.

El punto culminante de la celebración tiene lugar al mediodía, cuando se celebra la misa en la ermita de Nuestra Señora del Castillo, situada en un alto de las afueras del pueblo, junto a las aguas del embalse de Ricobayo. A la entrada a misa, el Zangarrón vuelve a pedir el aguinaldo y, según manda la tradición, hace una reverencia cuando acceden al templo las autoridades municipales en señal de sumisión.

Durante la misa, el Zangarrón espera fuera de la ermita hasta que el sacerdote da la bendición, momento en el que entra, hace tres reverencias, se acerca hasta el altar donde pincha con el tridente dos hogazas de pan, se las lleva y vuelve a saludar con tres reverencias al marcharse.

El ritual de disfrazar a uno de los quintos del pueblo de Zangarrón para que salga por las calles de Montamarta a pedir el aguinaldo y asustar a los vecinos se volverá a repetir el Día de Reyes para poner el punto final a un ciclo de mascaradas tradicionales de la provincia que se celebran desde el pasado día 26 de diciembre. Además del Zangarrón de Montamarta, en el día de Año Nuevo también se celebra la mascarada de Los Carochos en Riofrío de Aliste o los Cencerrones de Abejera, entre otras celebraciones de antruejo tradicionales que aún no se han perdido en la provincia.

Montamarta revive la tradición del Zangarrón