jueves. 28.03.2024

En 1950 el presidente de la Cofradía del Vía Crucis, Francisco Diz Matos, remitía una carta a Víctor de los Ríos solicitando la realización de una imagen para incorporarla a la procesión del Martes Santo.

"La Imagen que deseamos es algo así como la Virgen de la Esperanza de Sevilla, pero en estilo castellano y sobre medida de tamaño natural". Con estas indicaciones, incluidas en la carta que en el año 1950 el entonces presidente de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis, Francisco Diz Matos, remitía al imaginero Víctor de los Ríos, comenzaba a fraguarse la imagen de la Virgen de la Esperanza de Zamora, cuya festividad celebra hoy la Cofradía de la que es titular.

El obispo de Zamora Jaime Font Andreu aprobaba en 1948 un breve artículo en la primera reforma de estatutos de la hermandad del Martes Santo que permitió la incorporación de una nueva talla de la Virgen, bajo la advocación de la Esperanza, en la procesión.

Como recuerda con una memoria prodigiosa a sus 78 años Pilar Diz, hija de Francisco Diz Matos (quien también fue durante cinco años presidente de la Real Cofradía del Santo Entierro), una vez que el imaginero aceptó el encargo, el tesorero de la cofradía, Gerardo Prieto, realizó gestiones con el entonces Subsecretario Nacional de Trabajo, el zamorano Carlos Pinilla Turiño, quien costeó la imagen y el trono procesional (también obra de Víctor de los Ríos) con un donativo de 25.000 pesetas.

La carta remitida al imaginero por Diz Matos estipula asimismo que la imagen debe ser "a base de cara, manos y armazón para ir vestida y acoplada sobre una mesa-trono con palio". Una vez decantada la cofradía por la autoría de Víctor de los Ríos, en julio de 1950 el propio Carlos Pinilla envía un afectuoso saludo al imaginero en el que indica que "tanto ellos (la cofradía de Jesús del Vía Crucis) como yo sabemos que será, como obra suya, digna de la Semana Santa de Zamora".

Pocos meses después llegaba a Zamora la Virgen de la Eperanza, una imagen de bastidor de 1,70 cm de altura con los brazos y la cabeza tallados y articulados. "La imagen llegó a la oficina de mi padre -señala Pilar Diz- que estaba junto a la iglesia de San Esteban, la de los Padres, y la primera vez que la vimos estaba vestida de blanco con una túnica y un manto provisional". 

El Martes Santo 20 de marzo de 1951 la imagen salía por vez primera a las calles zamoranas en la procesión del Vía Crucis, mientras que diez años más tarde, el Jueves Santo 30 de marzo de 1961, desfila por primera en la mañana del Jueves Santo desde la iglesia del convento de las Dominicas Dueñas de Cabañales hasta la iglesia de San Andrés en la Sección de Damas, origen de la actual Cofradía de la Virgen de la Esperanza. En 1962, las clarisas del convento de Santa Marina, las Marinas, bordaban su característico manto de terciopelo verde con cenefa de oro y 351 estrellas en hilo de otro donadas por devotos y familias cuyos nombres estaban escritos en el reverso del manto.

La imagen recibió culto en la iglesia de Lourdes hasta que en el año 2003 fue trasladada a la Capilla de San Nicolás de la Catedral de Zamora donde permanece expuesta a los fieles instalada en una peana. Como cada 18 de diciembre, la Virgen de la Esperanza presidirá esta tarde en el altar mayor de la seo zamorana la solemne misa que organizan las Cofradías de la Esperanza y de Jesús del Vía Crucis con motivo de la fiesta de la Buena Esperanza de la Virgen, ya que no se trata de una advocación dolorosa, sino del Adviento, que la Iglesia celebra simbólicamente una semana justa antes de la Natividad de Cristo.

Aquella carta, aquel sueño, aquellas indicaciones que Francisco Diz Matos enviaba por correo a Víctor de los Ríos han cuajado con el tiempo en una de las devociones más queridas por el pueblo zamorano, que el sábado participaba en el besamanos a la imagen y hoy celebra su festividad.

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Virgen de la Esperanza, historia de una devoción