viernes. 19.04.2024

La Virgen de la Soledad recorre las calles más céntricas de Zamora y la ciudad se echa a la calle para presenciar su paso y despedirla con una emotiva Salve en su regreso a San Juan mientras sus damas alzaban las tulipas al cielo.

La Virgen de la Soledad ha recorrido hoy las calles de Zamora acompañada de miles de damas de la Cofradía de Jesús Nazareno. A las ocho de la tarde la imagen salía de la iglesia de San Juan para ver pasar ante Ella a las miles de mujeres que iluminaban su camino con velas encendidas en tulipas de cristal y las obligatorias capas negras. A esa hora las calles más céntricas de la ciudad ya estaban abarrotadas de gente para presenciar el paso de la gran devoción de Zamora.

Con su manto de viuda casi transparente, sencilla, tan hermosa, la mirada baja y sus manos entrelazadas en el regazo. Así plasmó Ramón Álvarez la Soledad de la Virgen, de la Madre, en una imagen que rápidamente se convirtió en el gran amor de los zamoranos por su fuerza, por su sencillez, por la dulzura del gesto.

El reloj de la Plaza Mayor cantaba las ocho de la tarde y la Virgen asomaba por la puerta de San Juan donde la esperaban sus damas, la directiva de Jesús Nazareno y la Policía Municipal, que la tiene por Patrona y que cada año la acompaña y escolta por las calles en la tarde del Sábado Santo. También a esa hora arrancaba la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Nazareno poniendo en macha la procesión, que ha teñido de negro las calles más céntricas de Zamora, subiendo por Santa Clara y retornando a la iglesia por San Torcuato después de efectuar la vuelta por Alfonso IX y la Plaza de Alemania, donde las damas, dispuestas en dos interminables filas dobles, han vuelto a sufrir el intenso frío y el viento de la rotonda que vertebra la Zamora antigua y la nueva. Madres, hijas, nietas, bebés en brazos de sus madres, mujeres solas, mujeres, a secas, junto a la Mujer y la Madre universal.

Para quienes organizan la procesión es un momento de máximo compromiso, pero también es una satisfacción, el mejor pago que pueden tener a su trabajo callado, ver arrancar el desfile y devolver a la Virgen a su iglesia después de cumplir el camino con una perfecta organización diseñada en muchas reuniones y coordinando a un gran equipo de mujeres y hombres que cada año velan para que las cofradías de Jesús Nazareno y la Soledad luzcan por las calles con todo su esplendor y solemnidad. Ellos forman parte del inmenso engranaje de la Semana Santa que cada año se pone en marcha y ese trabajo, esa dedicación, se ve reconocida cuando la Virgen los contempla desde su mesa procesional.

Con paso corto y elegante, la Soledad era acompañada por la Banda de Música de Nacor Blanco, dirigida por Álvaro Lozano, y hacía su entrada en la Plaza Mayor con la marcha fúnebre de Chopin, lenta, majestuosa y elegante, sí, aunque ese momento siempre estará en la memoria de los zamoranos con "Dolor de una Madre", la sencilla y hermosa marcha que toda la vida ilustró su paso en ese momento lleno de emoción y devoción en que sus damas la esperan antes de entonar la Salve. 

Previamente, las bandas de cornetas y tambores de la cofradía y la de Ciudad de Zamora se habían hermanado en un acto que cada año los encuentra y une en el corazón de la ciudad, esa Plaza Mayor donde aún cuelgan los reposteros de las cofradías y donde mañana tendrá lugar la alegría del Encuentro.

Pero hoy era tarde de recogimiento, tarde de silencio, de devoción, de acompañar a la Virgen de la Soledad, la Señora, la gran imagen mariana de una ciudad que hoy se ha echado entera en la calle para contemplarla, para convertir a Zamora en un inmenso templo que cada Sábado Santo la espera.

Finalizado el cántico de la Salve, la Virgen se ha dirigido hacia San Juan y cuando sonaba el Himno Nacional sus damas han alzado las tulipas al cielo para despedirla, para decirle adiós, para pedirle que no se olvide de esta tierra de soledades, llenando deLuz la Plaza Mayor, arropando el dolor de una Madre entre miles de madres. 

Galería de imágenes: Marcos Vicente y Fco Colmenero Rojo

Vídeo

El dolor de una Madre entre miles de madres