viernes. 19.04.2024

La alcaldesa ofrece el silencio ante el Cristo de las Injurias con una hermosa plegaria de fuerte contenido social y humano

La alcaldesa de la ciudad, Rosa Valdeón, ha ofrecido esta tarde el silencio de la ciudad a los pies del Cristo de las Injurias, el Señor de Zamora, defendiendo el papel activo de los cristianos en un mundo más justo y solidario en un sentido universal. Finalizada la intervención de la alcaldesa el Obispo de la Diócesis, monseñor Gregorio Martínez Sacristán, ha procedido a tomar el juramento del silencio, mientas los cofrades hincaban su rodilla en la tierra antes de iniciar la procesión. "Si así lo hacéis -señaló el prelado-, que Dios os lo premie. Y si no, que Él no os lo demande".

Ante las miles de personas que abarrotaban la Plaza de la Catedral y los más de dos mil cofrades del Silencio en una tarde de calor primaveral, la alcaldesa ha reflejado esta forma de entender el mundo en la filosofía de personajes como Vicente Ferrer o Ángel Olaran, a quienes la alcaldesa de Zamora ha conocido de forma personal durante sus viajes a la India o a Etiopía para parcipar como médico en proyectos humanitarios.

Para Rosa Valdeón, los misioneros son ejemplo vivo, con sus valores universales y perdurables, del verdadero sentido de la existencia de la Humanidad, más allá de las creencias o doctrinas, apelando a la individualidad como motores activos de un cambio.

"No necesitamos otros mundos -señaló la alcaldesa-. Sólo necesitamos ser en éste más humanos. Más humanos para gobernar, curar, enseñar, construir, educar, legislar… No necesitamos más bienes ni riquezas. Sólo necesitamos humanizar. Humanizar las calles y las ciudades, las aulas y los hospitales, los comercios y los parques las empresas y los hogares… Nuestro día a día cotidiano. No hay objetivo pequeño, ni esfuerzo vano, cuando hablamos de paz y de hermandad. Cuando ponemos en práctica el amor, el perdón o la solidaridad, lo mismo importan las grandes que las pequeñas cosas. En el amor y en las buenas acciones están todas las doctrinas, toda la ética y todas las filosofías. En el amor están todas tus obras y oraciones".

"Para acabar con la pobreza y la miseria -ha dicho la Rosa Valdeón-, con la injusticia, con la marginación y la desolación, el mundo reclama nuestra participación. Exige nuestra acción, nuestro compromiso y determinación. Demanda la práctica del bien, del amor y la ayuda a los demás. Vemos tu sufrimiento en la Cruz y sentimos tu dolor. Pero no perdemos la esperanza porque no viniste a nosotros para hablar solo de dolor, sino para hablar, sobre todo, de amor"

En una alocución en forma de hermosa plegaria, pero de fuerte contenido social, la alcaldesa de Zamora ha dirigido estas palabras al impresionante Crucificado de la Catedral. "Cristo de las Injurias. Hoy venimos buscando el alma que todos llevamos dentro, los ojos que saben ver pero también llorar, los besos que aprendimos a dar siendo niños, las manos tendidas para abrazar y construir. Porque, aún en el más áspero de los corazones hay un alma que siente y tiene conciencia. En ella está la fuerza capaz de mover el mundo y hacerlo todo más humano".

Además de hacer mención a los versos de León Felipe, Rosa Valdeón ha querido rendir también un pequeño homenaje al poeta Jesús Hilario Tundidor, recientemente galardonado con el premio Castilla y León de las Letras, cerrando su intervención con un fragmento de su Poema Inicial, para que la ofrenda del silencio sea un viaje al universo interior de cada uno:

“Aquí, tranquilamente:/ Dios era carne entonces/ y tú lo recreabas en tu espíritu./ Ay, arrodíllate,/ no volverás dos veces a ser niño”

"En el amor están todas tus obras y oraciones"