viernes. 19.04.2024

Zamora acompaña a Nuestra Madre de las Angustias, que será coronada canónicamente en septiembre

Más de quinientos siglos de plegarias a sus pies. Nuestra Madre de las Angustias, la devoción histórica de Zamora, recorría esta noche las calles de Zamora con el Hijo muerto en su regazo, mostrando a las gentes su dolor y su ternura, ya coronada por el amor del pueblo, que la llama Madre a secas y que la acompaña en la noche del Viernes Santo, cuando apenas quedan fuerzas tras una Semana Santa intensa que la ciudad ha vivido en todo su esplendor.

Eran las once de la noche y la iglesia de San Vicente abría sus puertas tras el rezo de la corona dolorosa, recordatorio de la noche más larga, la del dolor y la muerte. El Santo Cristo de la Catedral, la Virgencita de las Espadas y la imagen de Nuestra Madre de las Angustias salían a las calles acompañadas por miles de hombres y mujeres que conformaban un cortejo luminoso.Salida de Nuestra Madre

En el epílogo de una Semana Santa vivida intensamente, la ciudad hacía un último esfuerzo antes de descanso para rezar en la calle y no dejar sola a la Madre en la noche más triste, la del último abrazo antes de entregar al Hijo a la tierra.

Así la contempla la historia, así aprendimos a llamarla Madre a secas, Nuestra Madre, cosiendo los siglos a los vuelos de su manto, poniendo a sus pies tantas promesas, tantas plegarias. Y así la acompañaba esta noche Zamora, en el luto y en el dolor, queriendo aliviar tanta pena, su mano admirada acariciando el aire, casi bendiciendo.

Tras recorrer las calles, el cortejo llegó a la Plaza Mayor donde tuvo lugar el cántico del Stabat Mater a cargo del Coro Sacro Jerónimo Aguado, dirigido por Pablo Durán. El coro que recuerda a aquel sacerdote, aquel hombre bueno que tantas veces rezó ante la imagen de la Virgen que acuna al Hijo entre los brazos, esos brazos donde se asientan los pilares de la ciudad.Los niños descansan durante el recorrido

Después, la salve popular despedía a la imagen, que emprendía el camino de regreso a San Vicente con la madrugada llamando a las puertas y una ciudad rota de cansancio que la esperó en pie en las aceras para contemplarla tan hermosa en la noche de su dolor más hondo.Nuestra Madre cierra el día grande de la Semana Santa

La veremos de nuevo en septiembre por las calles, Reina y Madre, cuando el 20 de septiembre el Obispo de la Diócesis, monseñor Martínez Sacristán, corone canónicamente a la imagen. Entonces Zamora celebrará con alegría este reconocimiento a una devoción de más de cinco siglos que se mantiene viva y que se transmite de generación en generación.

Anoche Zamora guardó silencio, caminó a su lado y la consoló.

Cinco siglos de devoción a sus pies