jueves. 25.04.2024

Casi mil millones de personas viven en zonas montañosas, y más de la mitad de la población del planeta depende de las montañas para abastecerse de agua, alimentos y energía renovable. Sin embargo, las montañas están amenazadas por el cambio climático, la degradación de los suelos, la sobreexplotación y los desastres naturales, con consecuencias potencialmente devastadoras y de largo alcance, tanto para las comunidades de montaña como para el resto del mundo.

Las montañas son los primeros indicadores del cambio climático y, a medida que el globo terráqueo se calienta, los habitantes de las alturas — entre los más hambrientos y pobres del mundo — se enfrentan a más difucultadas para sobrevivir. El aumento de las temperaturas también significa que los glaciares de montaña se derriten a niveles sin precedentes, afectando los suministros de agua dulce de millones de personas. Las gentes de las montañas han acumulado, sin embargo, una gran cantidad de conocimientos y estrategias a lo largo de generaciones para adaptarse a la variabilidad climática.

La celebración de este año será especial para los amigos de la Montañera Zamorana y para todos los zamoranos que conocimos a Fernando Casquero, Rubén González y Daniel Camarzana, los tres montañeros fallecidos en el Espolón del Jiso, este día tendremos presentes en la memoria a tres amantes del deporte del montañismo que eran fervientes defensores de la montaña como forma de vida.

 

Algunos datos de interñes sobre las montañas

Las montañas cubren el 22 por ciento de la superficie de La Tierra y en ellas habitan el 13 por ciento de la población del planeta.
Además de sustentar a 915 millones de habitantes de las alturas, las montañas también benefician a miles de millones de personas que viven en tierras más bajas. El 90 por ciento de los habitantes de las montañas del mundo vive en países en desarrollo, donde la gran mayoría vive por debajo del umbral de la pobreza y 1 de cada 3 se enfrenta a la amenaza de la inseguridad alimentaria.
Las montañas aportan entre el 60 y el 80 por ciento del agua dulce del planeta, imprescindible para eliminar la pobreza y el hambre.
Las zonas elevadas juegan un papel clave en la generación de energías renovables, especialmente, la energía hidráulica, solar, eólica y el biogás.

El calentamiento global, la variabilidad climática y los desastres inducidos por el clima, combinados con la marginación política, económica y social, aumentan la vulnerabilidad de los pueblos de las montañas frente a la escasez de alimentos y la pobreza extrema. Actualmente, se estima que alrededor del 39 por ciento de la población de montaña en los países en desarrollo, o 329 millones de personas, sufren inseguridad alimentaria.

A medida que crece la vulnerabilidad, la migración aumenta tanto hacia el extranjero como hacia centros urbanos. Quienes permanecen son a menudo las mujeres, que se quedan al cuidado de los cultivos y el ganado, pero que cuentan con escaso acceso a los créditos, la formación y los derechos de tenencia de la tierra. La emigración desde las zonas de montaña también da lugar a una pérdida inestimable de servicios ecosistémicos y la preservación de la diversidad cultural y agrobiológica. Las inversiones y las políticas pueden aliviar las duras condiciones de vida de las comunidades de montaña y revertir las tendencias migratorias.

El Día Internacional de las Montañas brinda la oportunidad de destacar cómo el clima, el hambre y la migración afectan a las tierras altas y de asegurar que el desarrollo sostenible de las montañas se integre en la Agenda 2030 y en la aplicación del Acuerdo de París.

Este año, el tema también está vinculado a la Reunión Global de la Alianza para las Montañas, que se celebrará del 11 al 13 de diciembre en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma (Italia). La reunión se enfocará en los retos y las oportunidades relacionados con el desarrollo sostenible de las montañas, y lanzará un Marco de Acción para apoyar acciones concretas y establecer políticas que fortalezcan la resiliencia de los pueblos y entornos de las montañas.

Las montañas, en particular, suministran agua dulce, energía y alimentos, recursos que serán cada vez más escasos en décadas futuras. Sin embargo, también albergan un alto grado de pobreza y son muy vulnerables al cambio climático, la deforestación, la degradación de los suelos y los desastres naturales. El reto está en identificar oportunidades nuevas y sostenibles que puedan aportar beneficios tanto a las comunidades de las tierras altas como de las tierras bajas y ayudar así a erradicar la pobreza, sin contribuir por ello a la degradación de los frágiles ecosistemas de montaña. El compromiso y la voluntad de avanzar en esta causa se reforzaron durante el Año Internacional de las Montañas en 2002, y las montañas han adquirido un perfil cada vez más destacado en los programas de todos los niveles.

Día Internacional de las montañas