viernes. 29.03.2024

TESTIMONIO. María sufrió tres abusos de índole sexual entre los 9 y 12 años en Zamora y Salamanca. Treinta años después, casada y madre, sigue teniendo miedo al rechazo social y cree que es necesario cambiar las leyes.

"Vivir esto te lleva a tener una serie de miedos que no enfrentas, sobre todo cuando es de noche y hay poca gente por la calle. La autoestima también se ve afectada. No sé como explicarme.. pero tiendes a culpabilizarte irracionalmente. Tengo miedo al rechazo". Quien así habla es María (nombre ficticio para proteger la identidad de la protagonista de esta historia), quien hace más de treinta años, en su niñez y adolescencia, ha sido víctima de abusos de índole sexual.

Casada, con un título universitario y una amplia formación, trabajadora autónoma y madre de una hija adolescente, María ronda ahora los cuarenta años y vive en un pueblo de Zamora a medio camino entre Zamora capital y Salamanca. Nunca antes ha hablado del pasado con nadie aunque curiosamente ella presta ayuda y asesoramiento a centenares de personas. "Lo he hablado hace mucho tiempo con una amiga psicóloga pero muy por encima. Me da cierta vergüenza que alguien conozca esa parte que te hace débil ante los demás. Es...eso...tener miedo al rechazo".

En parte por amistad con quien esto escribe y en parte animada por el impacto social de los últimos casos relacionados con abusos sexuales, María ha decidido contar su historia a cambio de preservar su identidad. No quiere que nadie pueda identificarla ni en una ciudad pequeña ni en el medio rural donde todos se conocen. Sin embargo para ella es "una liberación" hablar abiertamente de su caso, sobre el que pesa una losa de más de treinta años de silencio. De algo lejano que, sin embargo, siempre está ahí.

"En estos últimos días -afirma- se está fomentado de alguna manera que a través de las redes sociales, Twitter y Facebook, se manifiesten las mujeres que han sufrido abusos o violaciones, que se hagan visibles estos casos. Y esto me ha hecho reaccionar, recordar lo que me ha pasado a mí".

Abusos

"Yo he "superado" en silencio, prácticamente sola, -cuenta María a Zamora News- tres abusos de índole sexual. En los tres casos han sido tocamientos en los pechos, no fueron a más, pero los llevo en mi memoria, nunca se van".

Y desgrana recuerdos que nunca dejan de doler. "La primera vez que ocurrió fue de niña, con 9 años, cuando iba por una calle cercana a la calle de los cines Bretón, en Salamanca, y sufrí tocamientos. Dije "no", me resistí. La segunda fue yendo a clases particulares con más adolescentes, cuando iba al instituto. El profesor me dejaba la última y abusó de mí con tocamientos en mis senos. Dije "no". La tercera se produjo con un tío mío, en el pueblo. Me mandaron bajar a la bodega de la casa de mi tía. Era nada,unos peldaños, mientras todos estaban en el salón y en la cocina de la casa. Él me siguió y me arrinconó contra una pared y abusó, con tocamientos. Dije "no" otra vez y en cuanto pude subí escaleras arriba y salí corriendo de la casa. Mi prima salió detrás de mí. Tenía 12 ó 13 años".

Denuncia y silencio

De esos tres casos de abusos, uno fue denunciado en su día y en otro se prestó declaración ante la Policía. "Una vez no supe cómo decirle a mi madre lo que estaba pasando y si me creería, y se lo dije llorando. En el caso de Salamanca sí se interpuso la correspondiente denuncia, pero no me acuerdo muy bien, tenía nueve años"

"Después -continúa María- mi tía me acuerdo que llamó a la policía, vinieron a su casa y les relaté los hechos, pero no recuerdo más y si lo hubo yo no lo recuerdo. Mis padres no sabían cómo hacer las cosas y yo sobre todo no quería que nadie supiese nada".

El miedo

"Ese miedo, ese no querer que nadie sepa nada sigue conmigo. Que yo sepa de pequeña no hablé jamás con nadie y ya de mayor lo he hablado con una amiga psicóloga, pero básicamente he sido yo la que ha tirado de todo, la que ha decidido tirar para adelante aunque cuando lees o escuchas nuevos casos no puedes evitar sentirte mal".

María afirma que las experiencias vividas en su niñez "te llevan a tener una serie de miedos a enfrentar, sobre todo cuando es de noche y hay poca gente por la calle. La autoestima también sé ve afectada. No sé como explicarme pero te tiendes a culpabilizar irracionalmente. Pero tienes que hacerte la fuerte porque la vida te ha dado la oportunidad de seguir adelante. Otras por desgracia no pueden hacerlo".

Además de ese miedo a poder ser víctima de un nuevo abuso, existe otro miedo, el miedo social. "En el fondo me da cierta vergüenza que conozcan esa parte que te hace débil ante los demás. Bueno..esto es eso...el miedo al rechazo", reflexiona María.

El futuro

Ella apostó por el futuro. "Las relaciones con los chicos tardaron en llegar, empecé tarde, cuando ya tenía más de veinte, y no me apetecía mucho estar con chicos. Al final cuando conocí a mi marido decidí hacer una vida con él y lo hemos conseguido, nos llevamos muy bien, la convivencia es buena. A pesar de lo que he vivido, para mí los hombres no son enemigos, al contrario: son compañeros, son necesarios para cambiar la sociedad, tenemos que hacerlo entre todos. No comparto muchas de las consignas del feminismo radical. En unas cosas somos muy distintos los hombres y las mujeres y en otras somos seres complementarios y creo que es básico educar en el respeto, en la igualdad".

"Ahora con estos acontecimientos públicos que se relacionan con el tema -finaliza María- intento ser fuerte, pero me afectan, me afectan mucho; pienso siempre en ponerme en el lugar ajeno y sobre todo pienso en mi hija ahora. Hay días que me emociono sola, sin que me vea nadie. Esto te crea impotencia, pero también ganas de luchar porque cambien las leyes a base de lo que haga falta. Es una asignatura pendiente de la sociedad".

 

 

"El profesor me dejaba la última y abusaba de mí tocándome los senos"