jueves. 25.04.2024

Alberto de la Torre (1938-1985): Memoria y reivindicación

Homenaje a Baltasar Lobo y Mercedes Guillén, en el Restaurante Pozo; Alberto de la Torre aparece junto al escultor

Son muchos años de tu ausencia, buen amigo Alberto, y son muchos los recuerdos que afloran en el día a día de esta paciente existencia que llevamos con resignación y escepticismo y a la vez con la siempre ilusionada curiosidad de nuestra servidumbre hacia el Arte. Una curiosidad que nos hace ver las cosas cada día, cada hora, cada minuto, siempre nuevas –también en nuestros recuerdos- que queramos o no se alimentan desde el interior de nuestra alma.

Pero créeme que es oficio muy triste ser enterrador –ahora casi cotidiano- de aquellos amigos que sois pilares y referencia ineludible de nuestra memoria, de nuestros pasos y que cada cual los estrenaba como niño lleno de asombro y siempre ávido de los atisbos de aquella luz tan compartida, tan humilde y creadora: Santiago, Paco, Claudio, Jesús, Tomás, Mostajo, Tere, Ramón, Jerónimo, Quico, Laperal, Vadillo, y un cada vez más largo ecétera de todos los de aquella generación tan querida.

Son interminables las referencias que podrían decirse desde aquel primer día de nuestra amistad y del ingreso en aquel primer germen tan importante que fue la Escuela de Arte de San Ildefonso (año 1950) y de nuestros maestros Daniel Bedate y Chema Castilviejo, tan profundamente apreciados por todos. Germen inicial de aquel entonces donde todo lo compartíamos: los amigos, los juegos, la adolescencia, la juventud...en suma, nuestra vida , ya tristemente truncada para bastantes de estos compañeros.

Y desde entonces hasta estos treinta años de tu ausencia, aquí seguimos unos cuantos, cada vez menos y cada vez más deteriorados por la consiguiente complicidad de los años que se nos van acumulando, por añadidura, con algún que otro tímido reconocimiento.

Por este motivo quiero seguir reivindicando, ahora y siempre, la importante apuesta de aquella generación de artistas-compañeros de la segunda mitad del siglo XX que hizo posible –cada cual desde su ámbito literario o plástico- la valiosísima y universal dimensión de sus personales valores que, como tú desde tu larga y callada ausencia, se rebelan en ser "memoria olvidada".

Serían innumerables las cuestiones que a favor podrían enumerarse por todos y cada uno de los que, cada cual por su lado, hicieron "camino al andar".

Yo también me rebelo ante esta tremenda injusticia en la cultura plástica zamorana que, aunque cercana en el tiempo, reclama urgentemente un espacio donde fueran exhibidas de forma permanente sus obras. Por tanto, no "a quien corresponda", sino una vez más, señores de la nueva Diputación Provincial, sean generosos y de una vez por todas acondicionen definitivamente en el antiguo Palacio Provincial una de las dos plantas para el Arte Zamorano Moderno y Contemporáneo, cuyo exponente y a modo de ensayo ya se hizo con gran éxito con motivo de los 200 años de la Diputación de Zamora, en noviembre de 2013.

Por entonces el presidente de la institución, Fernando Martínez Maíllo, ya lo ofreció como espacio cultural para la ciudad. ¿Hay algo mejor que el ARTE para vestir a este inmueble histórico y representativo zamorano?

Alberto de la Torre (1938-1985): Memoria y reivindicación
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