jueves. 18.04.2024

La voz es de las víctimas, no de los verdugos

"Ni Otegi es un preso político ni los pistoleros etarras son refugiados cuando huyen de España".

El Parlamento Europeo ha dado hoy voz a Arnaldo Otegi, invitado por Podemos e IU, escupiendo así sobre la memoria de las casi mil víctimas del terrorismo de ETA. Otegi ha alzado la voz allá donde no podrán ya hablar jamás los 858 asesinados por la banda de pistoleros con el silencio cómplice de quienes jamás han condenado sus crímenes.

No, señores. No. Ni Otegi es un preso político, porque en España esos presos no existen, ni los pistoleros etarras son refugiados cuando huyen de España, como no ha tenido reparo en afirmar en Bruselas.

Refugiados son los pobres sirios que huyen del fanatismo y el terror a los que Europa cierra la puerta y convierte en carne de cañón para las mafias; en cupos y números para la gran vergüenza e indignación de quien esto escribe. Refugiados son los empresarios y ciudadanos que tuvieron que dejar todo y salir del País Vasco amenazados y extorsionados, acosados y muertos de miedo. Refugiados son los representantes del pueblo que tuvieron que renunciar a su vida privada y estar acompañados por escoltas las veinticuatro horas del día.

Otegi no es un preso político. Otegi ha estado en la cárcel por enaltecimiento y apología del terrorismo, por secuestrar a Abaitua y por intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna siguiendo las directrices etarras. No. No es ningún pobrecito reprimido, no es un perseguido ni un paria de la ley.

No deja de ser paradójico que partidos que atacan públicamente la tauromaquia o la caza -y ahora acúsenme de demagogia, pero ya está bien de postureo- den voz, presencia y respaldo ante el Parlamento Europeo a quien justifica casi mil asesinatos en nombre de una bandera, de un trozo de tierra de una patria que solo existe en su imaginario. Quien mata en nombre de Dios convierte a su Dios en un asesino, dijo Saramago. Y quien mata en el nombre de una bandera convierte esa bandera en un pedazo de mierda, añado.

Y no me vengan ahora con las izquierdas ni con las derechas, con el buenrollismo de la tolerancia, de escuchar a todas las partes. No. A mí solo me vale la dignidad, la libertad, la justicia, el derecho a la vida de los ciudadanos, de los niños, de las mujeres, de los policías, de los guardias civiles, de los militares, de los empresarios, de los periodistas, de los jueces, de los concejales del PP y del PSOE asesinados por estos bestias. Usura es la memoria, pero a mí no se me olvidan.

La voz es de los que han sufrido el zarpazo de la violencia, el tiro en la nuca, la extorsión sistemática, el miedo, el exilio en su propio país. Y me da asco esta Europa que le da voz a los verdugos y que permite que se pisotee la memoria de quienes nunca podrán ya poner un pie en su Parlamento. Me dan asco quienes sirven de altavoz a los que se callan ante la sangre y la barbarie, los que olvidan lo mucho que le costó a este país romper sus mordazas y ganar la libertad de palabra y pensamiento de la que presumen.

La voz siempre es de las víctimas, no de los verdugos que los callaron para siempre. Para ellos mi voz, mi cariño y mi respeto.

 

 

La voz es de las víctimas, no de los verdugos
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