miércoles. 24.04.2024

El Ayuntamiento es de todos

"Para mí es la Madre de los zamoranos, la que lleva en su mano el escudo y las armas de la ciudad"

"Nadie está obligado a creer, pero no hace falta herir el sentimiento mayoritario y colectivo de los zamoranos. Lo siento, alcalde, pero no me representa".

Hace casi un año, cuando Paco Guarido tomaba posesión como alcalde de Zamora, anunciaba que sería alcalde de todos los zamoranos. Hoy, casi doce meses después, incumple su promesa impidiendo el acceso a la Virgen de La Concha, Patrona de la ciudad, al Consistorio, la casa de todos e impidiendo cumplir una tradición secular.

El alcalde y su equipo son muy libres de no ser creyentes, de defender un Estado aconfesional (que yo también defiendo) y de no participar en cuantas manifestaciones religiosas tengan a bien en no ir. Ni están ni se les espera ni se les echará de menos. El Cristo en el que creo fue un hombre, hijo de un carpintero, que andaba descalzo por la vida y que condenó a los poderosos y se enfrentó a ellos. No necesitó de galas ni bastones de mando. El que anduvo en la mar.

Pero el equipo de gobierno no es quien para cerrar las puertas del Ayuntamiento a la Patrona de Zamora y a sus miles de cofrades y devotos. No es quien para echarle el cerrojo a una tradición secular de esta ciudad. Si quieren gobernar para todos, háganlo también para quienes año tras año velan a la Virgen en el salón de plenos del Ayuntamiento; para quienes año tras año adornan sus escaleras y dependencias con flores de los jardines de la ciudad; para quienes sentimos que ese Ayuntamiento es nuestra casa, la de todos, por encima de todo, sin imposiciones, desde el respeto y la tolerancia.

Para ustedes la Virgen puede ser un trozo de madera revestido de seda y brocado, y también lo respeto. Nadie está obligado a creer, pero tampoco hace falta herir el sentimiento colectivo y mayoritario de los zamoranos. Para mí la Virgen de La Concha es la Madre de Dios, la Madre de los zamoranos, la Virgen que ha llevado prendido en las enaguas parte de mi corazón, tantas peticiones, tantos deseos; la que lleva en su mano el escudo y las armas de la ciudad y en su pecho la medalla de oro de su Ayuntamiento. La Virgen que cobija bajo su manto a toda la ciudad, los que creen y los que no. Los de la izquierda y los de la derecha, que para eso esta Virgen viste de todos los colores.

El Ayuntamiento es la casa de todos, eso nos enseñaron, eso nos prometieron. Por eso en su balcón ha ondeado la bandera arcoiris (que también defiendo como el primer mandamiento); por eso se permitieron lucir en el salón de plenos una bandera republicana (sistema de gobierno en el que creo). Y por eso deberían acoger con la misma libertad a quienes creemos y acompañamos a la Virgen, a quienes hacemos camino a su lado, a esta Zamora que, les guste o no, tiene escrita en su historia el nombre de esta imagen.

Por la memoria de los miles de zamoranos que así lo hicieron a través de los siglos. Por el respeto que nos debemos los unos a los otros, en todo y para todo. Por la tolerancia de la que presumen que parece que solo tiene sentido si se reivindica desde determinadas posturas y postureos. Revisemos entonces los Reyes Magos, las Águedas o San Pedro, fiestas que hunden sus raíces en el calendario religioso. Qué forma más absurda de encabronar a miles de zamoranos. Ustedes no vayan si no quieren; no tienen ninguna obligación ni nadie se lo va a pedir ni a recriminar. Pero dejen a los demás manifestar y cumplir la tradición, que a nadie daño le hace, que a nadie ofende.

No, alcalde. Así no. Hace casi un año dijo que iba a ser el alcalde de todos. Y no dijo la verdad. Separe lo público de la privado, la religión de la política. Pero sea ecuánime con todos y para todos. El equipo de gobierno del Ayuntamiento hoy le cierra las puertas a la Patrona de la ciudad y, por ende, a los miles de zamoranos que la reconocemos como Madre y la acompañamos.

Lo siento, alcalde, pero a mí no me representa. Así no.

El Ayuntamiento es de todos
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