viernes. 29.03.2024

Recorridos 1: La Marina - Plaza de Toros

Recorrido alternativo de Mario Crespo.

Comienza aquí el primer tramo de la serie "Recorridos": doce artículos que pretenden transitar literariamente por algunos de los lugares de Zamora que suelo, o solía, frecuentar. El primero de ellos refiere el trayecto que más veces recorro últimamente durante mis breves estancias en Zamora. Parte de casa de mis padres, en la Avenida Príncipe de Asturias, y va hasta las postrimerías de la plaza de toros, donde reside la familia de mi pareja. Según la aplicación Google Maps, existen tres recorridos posibles, todos ellos con una longitud de entre ochocientos y novecientos metros y con un tiempo estimado de once minutos si se realiza caminando. Sin embargo, yo suelo tomar una ruta alternativa que se desvía ligeramente de las vías principales y que he tenido que modificar manualmente en Google Maps. El resultado es el mismo: novecientos metros; 11 minutos.

La primera fase del trazado me lleva por la avenida Príncipe de Asturias. Paso por la pastelería la Alhóndiga, un local de éxito cuya terraza está siempre a rebosar y donde sirven unos excelentes helados. Pero no es la única que llena su aforo, también suelen hacerlo, especialmente en los meses de verano, el vanguardista Café de las Artes y la ya mítica cervecería Molly Malone; un tributo a los locales de Irlanda, a una vida interior con revestimientos de madera y olor a humedad, a James Joyce y su Ulises; un lugar de referencia, en cualquier caso, donde a veces paro a repostar combustible de cebada mientras charlo con algún amigo en uno de esos reservados que el local posee y que semejan compartimentos de trenes antiguos.

Un poco más adelante, ya en la esquina, encontramos la cervecería Loft, que, de a poco, se ha ido haciendo un hueco entre los locales más populares de la zona centro. Al girar hacia la izquierda y enfilar la calle Amargura, el paseante queda deslumbrado por el colorido y la variedad de ropa y calzado que ofrecen las tiendas de este primer tramo de la calle. Entre ellas, como si fuera un niño perdido en una reunión de adultos, resiste la pastelería que antaño se llamara La Gobierna junto a la única franquicia de la zona; Telepizza, cuya inauguración, hace ya muchos años, supuso todo un acontecimiento para una ciudad de provincias que por entonces aún resistía erguida el empuje de los vientos neoliberales de la globalización.

Cuando giro a la derecha para enfilar un pequeño tramo de Pablo Morillo observo que la frutería, la carnicería, la pescadería y, frente a ellas, la panadería que también conociera de niño, se mantienen más que dignas ofreciendo sus servicios a los vecinos de la zona. En lo que fuera una de las salidas de la discoteca Gabanna, se encuentra ahora la cervecería Buda. Y unos metros más adelante, frente a la ya veterana Armería Paco, el Alanca, por donde paraba a menudo el popular Estebita, a quien solía encontrarme hace años preguntándole a los parroquianos la hora o el resultado del partido de turno del Real Madrid.

La calle Cervantes, otrora referente para mí por ser la del Gimnasio Régil, donde practicaba judo, o Dido Penoyo, donde compraba material escolar para hacer manualidades, es hoy lugar de tapas, hecho que se debe principalmente a la consolidación de La Vinacoteca y a la aparición del bar La Caña en el local contiguo.

Cuando uno sale a la calle de las Tres Cruces tiene la impresión de ser un río que desemboca en el mar; allí está la amplitud, y la vida, y el tráfico, y los bancos, y los supermercados, y los cuidadores latinoamericanos paseando a los ancianos... Pues bien, justo frente a esta figurada desembocadura se encuentra el Multicentro, que quizá fue el pionero en lo que a centros comerciales zamoranos se refiere. Recuerdo que cuando era pequeño me fascinaba caminar por sus pasillos hasta alcanzar el final, donde se hallaba un vídeoclub, quién sabe, yo no lo recuerdo, si sólo con vídeos formato Beta o también VHS. En el Multicentro pervive la cafetería Bibey, que en mi infancia patrocinaba a un equipo de futbito. En cualquier caso, las Tres Cruces merece un recorrido aparte, así que pasemos directamente a la calle Cardenal Mella.

Para mí esta calle siempre será la de Televisión Zamora. Qué importante me pareció en su momento el hecho de tener una televisión local; qué avance, cómo disfrutaba viendo las noticias locales, los resúmenes del partido del Zamora, los debates semanasanteros. Pero esta calle también es para mí la del London English Center, una academia de idiomas a la que acudía de pequeño y donde articulé mis primeras oraciones en inglés. Y qué decir de la tienda de reparación de calzado El Salvador, vestigio de una época en la que los zapateros eran algo más que presidentes del gobierno, o de la peluquería Charly, abierta desde tiempos inmemoriales (al menos para mí).

Poco después, el caminante zamorano pisa de nuevo el pavés empedrado de la calle Víctor Gallego, que durante un tiempo se dividió en dos: Víctor Gallego y Paseo de la Estación, y cruza hacia la antigua sede de la Montañera. Junto a ella se encuentra la floristería Pandora (que ahora regenta mi amigo Nacho Martín con mucho mimo), ya en la calle Libertad, lugar donde, como nota triste, suele agolparse una muchedumbre a las puertas del tanatorio para velar a algún zamorano muerto.

Y enseguida la calle Santa Elena, ahora conocida por su centro de salud, y la calle Túnel, final de este primer recorrido y remembranza de ese lugar mítico y tal vez mágico que es el túnel del ferrocarril que atraviesa Zamora de sur a norte. Un túnel que yo no llegué a ver abierto y por el que en principio transitaron los trenes que acudían a Salamanca y más tarde, en los ochenta, los yonquis que buscaban refugio para pincharse tranquilamente, alejados de las miradas inquisitivas de sus conciudadanos. Hoy en día, el túnel permanece cerrado, y nos sirve de metáfora, pues representa una época en la que el Zamora jugaba en el Ramiro Ledesma y los piragüistas inspiraban temor a los jóvenes de la zona centro. Un tiempo del que aún quedan algunos vestigios que he citado en este artículo; la preglobalización, la Zamora portuguesa, la ínsula barataria de mi infancia.

Recorridos 1: La Marina - Plaza de Toros
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