viernes. 19.04.2024

La lección de nuestros mayores

"Son los que levantaron este país dividido por una guerra fratricida. Son los niños de la posguerra, los niños de los cuarenta años de silencio y leche en polvo".

Han salido hoy a la calle a reclamar una pensión digna y no deberíamos haberlos dejado solos. Han salido a las calles por miles y nosotros deberíamos haber estado a su lado. Nuestros mayores hoy se han movilizado, han alzado la voz, han reclamado el derecho a vivir con una pensión digna, con la tranquilidad que otorga toda una vida trabajada.

Son los que levantaron este país dividido por una guerra fratricida. Son los niños de la posguerra, los niños de los cuarenta años de silencio y leche en polvo. Son los jóvenes que lucharon por una democracia real cuyo significado no terminan de entender quienes piensan que los cargos públicos son sueldos vitalicios, poltronas inamovibles; una democracia que ahora pisotean quienes entienden la política como un ejercicio de rapiña y no como un acto de rebeldía, de entrega a los demás.

Son los que se casaban con lo puesto y fueron capaces de levantar una casa y una familia; los que no pudieron estudiar pero le dieron estudios a sus hijos. Los que heredaban la ropa de sus hermanos mayores, los que entregaban el sueldo caliente en casa para ayudar a la economía familiar. Los que gastaban suela por la calle porque no daba para ir al cine; los que soñaron en blanco y negro un país en color; los que rompieron las mordazas y cantaron a la libertad; los que nos llevaron en volandas a las puertas del siglo XXI.

Nuestros mayores han salido hoy a la calle. Ahora son los que sostienen a miles, a millones de familias; a sus hijos, a sus nietos. Los que estiran la pensión para llegar a donde los servicios sociales no llegan. Negar eso, escudarse en el poder adquisitivo y otras mandangas de pura estadística es maquillar la realidad, pasar de puntillas, no pisar la tierra, no saber nada del día a día. Y esto no es política; esto es justicia social, sin más.

No sé si es mala gestión o simplemente mala memoria, pero la anunciada subida del 0,25 por ciento a sus pensiones es un insulto a quienes vistieron a España con una camisa blanca de esperanza y ahora sobreviven con una pensión tres veces menor de lo que cuesta una residencia y con una carga tres veces mayor que la que tenían cuando eran unos jóvenes que soñaban con la paz, el pan y el progreso para todos, con la libertad y la igualdad que predican la Constitución.

En ello se dejaron la piel y las tripas, echaron callo, apostaron la vida, se quedaron solos en los pueblos. Mientras ellos hoy han tomado las calles nosotros, sus herederos, callamos instalados en una mansedumbre cómoda, como si no fuera con nosotros la cosa. Con nosotros, que somos los pensionistas de mañana.

Nuestros mayores han salido hoy a la calle a dictarnos la última lección, una lección de vida que no hemos aprendido los que venimos detrás: se llama dignidad. 

La lección de nuestros mayores
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