jueves. 28.03.2024

"Cofradas" por baculazo

Lo realmente triste del tema es que a fecha de hoy haya cofradías que aún mantengan sus puertas y mentes cerradas, que no sean capaces de decidir por sí mismas que las mujeres somos hermanas, cofrades.

La demanda del Obispo de Zamora de hacer cumplir el Estatuto Marco diez años después de ser aprobado y la velada amenaza de un "baculazo" para que las cuatro cofradías de Pasión que aún no lo han hecho admitan a las mujeres como cofrades de pleno derecho ha encendido un debate que a estas horas, en pleno siglo XXI, debiera estar más que superado.

Hace apenas cuarenta años, no más, éramos unas cuantas, no muchas, muy poquitas, quienes llamábamos a la puerta de las cofradías reclamando la igualdad para hombres y mujeres, el derecho de acompañar a nuestras imágenes de devoción, a no establecer diferencias bajo un hábito o bajo un paso, algo que era casi escandaloso, molesto para muchos. También para muchas.

Mucho camino se ha recorrido desde entonces: la práctica totalidad de las cofradías ha normalizado la presencia de la mujer -unas por voluntad de la asamblea, otras adaptándose al Estatuto Marco-, que poco a poco va ocupando el lugar que históricamente se le negó en la Semana Santa, en la sociedad y en la propia Iglesia, institución secularmente copada por los hombres, que en ese sentido tampoco está para dar muchas lecciones de igualdad e integración por su propia filosofía, que no contempla el ejercicio de ministerio sacerdotal, cerrando por tanto el resto de las puertas que conducen a Roma a cualquier mujer. Es más, era la propia Iglesia la que hace años hizo desistir a las cofradías más jóvenes de su intención de ser mixtas desde su fundación aunque ahora, a la vuelta del tiempo, reclame el legítimo lugar que las mujeres deben tener en las cofradías.

Quienes me conocen saben que he puesto mis letras y mi vida, mi propio día a día, mis esfuerzos, mi ejemplo, al servicio de la integración de la mujer en la Semana Santa y en todos los órdenes de la vida. No porque lo mande un Estatuto Marco, ni un Obispo, ni siquiera la Ley y la Constitución, sino por puro sentido común, por justicia, porque no somos mejores, pero tampoco peores; porque no estamos detrás, sino al lado. Porque el propio Dios quiso que fuesen las mujeres a su lado en el camino hacia la Cruz.

También quienes me conocen saben que siempre he defendido la autonomía de las cofradías, la potestad de una asamblea, que es soberana, que tiene que tomar las decisiones que competen a los cofrades, gestionar la cofradía y mantener ese caracter popular, de pueblo, de gente de a pie, que las ha mantenido vivas durante siglos, incluso en contra de la propia Iglesia, que no siempre fue de la mano de este tipo de manifestaciones. Que no creo que sea bueno hacer nada por imposición, lo que sin duda restaría esa autonomía de cada cofradía, esa capacidad de decidir qué son y a dónde quieren ir, siempre dentro de la lógica ley y derecho de la Iglesia.

No, no comparto que ninguna cofradía tenga que ser gobernada a golpe de "baculazos" ni siquiera en este caso, ni siquiera aunque el Obispo de Zamora tenga toda la razón en reclamar una igualdad que debería ser ya un debate pasado y superado, un tema olvidado en el seno de la Semana Santa, una página de la historia ya adaptada a un siglo XXI en el que hombres y mujeres nos hemos acostumbrado a ir de la mano, o eso intentamos.

Lo realmente triste del tema es que a fecha de hoy haya cofradías que aún mantengan sus puertas y mentes cerradas (también sus listas); que no sean capaces de decidir por sí mismas que las mujeres también somos hermanas, que también tenemos derecho a ser cofrades de pleno derecho y no "cofradas" por baculazo.

 

"Cofradas" por baculazo
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