viernes. 19.04.2024

Un Príncipe de Asturias para un rey del deporte

Emilio Merchán atesora todos los méritos para recibir la máxima distinción del deporte. (Foto: arcebansa.com)

Emilio Merchán atesora todos los méritos y galardones para optar a las máximas distinciones que se otorgan en este país.

Suma y sigue. Emilio Merchán acaba de recibir la Medalla de Oro al Mérito Deportivo. Un galardón que reconoce la inmensa trayectoria del palista zamorano, que conoce la dureza de los entrenamientos, el valor del esfuerzo y la gloria de los podium.

A Emilio le podía haber dado por pegarle patadas al balón y probablemente ahora sería multimillonario y las chicas estamparían su sonrisa en las camisetas y las carpetas del instituto.

Pero le dio por la piragua, por surcar las aguas del Duero, nuestro río, tan cerca, y crecer ahí, sobre las aguas, hasta hacerse inmenso. Así, palada tras palada, deja tras de sí la estela de los grandes campeones, de los deportistas de máximo nivel, de los que hacen historia.

Pero en este país al que no le da por pegar patadas al balón parece hijo de un dios menor, deportista de segunda o tercera fila. Poco importa tanto esfuerzo, tanto sacrificio, la dureza de las madrugadas sobre un Duero helado, el frío de invierno contra el rostro, los músculos reventados, el sacrificio y el silencio del día a día.

Yo no sé de la burocracia ni de los trámites que hay que seguir para elevar una candidatura al premio Príncipe de Asturias o promover, al menos, desde su propia tierra -esta tierra zamorana nuestra- el mayor reconocimiento al palmarés deportivo de Emilio Merchán. Un palmarés que no cabe en un sólo artículo y que lo acredita como uno de los más grandes deportistas que ha dado este país.

Lo mismo estoy loca o sueño en voz alta. Pero los sueños se cumplen y más cuando los respalda lo que sería un acto de justicia y reconocimiento a uno de los grandes, a uno de los nuestros.

A lo peor es que no terminamos de creérnoslo porque Emilio es un tío normal, tan nuestro que vive y se gana el pan en Zamora, de bombero (sí; en este país los deportistas que no le dan al balón no pueden vivir de los títulos que les dan la gloria); es un tío que carga en un paso del Jueves Santo hombro con hombro con sus hermanos del olivo; que se cruza contigo por la calle, que coincide en la barra de un bar o se va de pregonero a Pinilla a recordar y compartir con amigos desde la infancia. Y todo ello desde la humildad inmensa que sólo tienen los grandes campeones.

Señores del Ayuntamiento, de la Diputación, de la Junta; zamoranos, ciudadanos, amantes del deporte: no creo que sea tan descabellado intentar promover un premio Príncipe de Asturias a quien tanto esfuerzo, dedicación y altura le ha dado al deporte español surcando las aguas, sobreponiéndose, venciendo. Movámoslo en las redes sociales, hagamos algo. Zamora con frecuencia es rácana con sus mejores hijos. Devolvámosle a Emilio parte de esa gloria de la que siempre nos hace partícipes.

Un Príncipe de Asturias para un rey del deporte. Emilio Merchán atesora todos los méritos para hacer más grandes los máximos galardones que se conceden en este país, al que tanto le ha dado sin pedir ni recibir nada, en pie sobre la cima de todas las aguas del mundo.

Díganme dónde hay que firmar. Yo firmo.

Un Príncipe de Asturias para un rey del deporte
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