jueves. 25.04.2024
Una escena del Tenorio

La Tijera ultima la puesta en escena de la obra de Zorrilla los días del 31 de octubre al 3 de noviembre en el Principal

Con la festividad de Todos los Santos regresa Don Juan Tenorio a los escenarios. El grupo de teatro La Tijera recuperó hace seis años la tradición del Tenorio. En el Principal, tras las bambalinas, la adrenalina se dispara en la recta final para la representación, que tendrá lugar los días 31 de octubre y 1, 2 y 3 de noviembre.

Cuatro funciones para resucitar al Tenorio y su larga tradición en los días de Santos y Difuntos. Treinta y seis personas entre actores y tramoya. Siete escenografías, cables, focos, cientos de horas de ensayo y miles de puntadas sobre unos trajes de época que revisten de elegancia cada escena.

El grupo La Tijera, que dirige Indalecio Álvarez Campano, ultima en el Teatro Principal los preparativos para la obra inmortal de José Zorrilla. Ahí, sobre el escenario, se apilan las sillas de la tasca con unos enormes candelabros de bronce, una fachada con una reja para declarar amores, el famoso sofá, focos, puntas, peanas, clavos.Ensayo del Tenorio

Un joven músico toca su violín en el foso y por los palcos superiores el encargado de la iluminación trastea con focos y cables. Abajo, en los camerinos, el vapor de una plancha pone a punto trajes de época, las galas de Don Juan, los hábitos de Doña Inés y de sus compañeras de convento. En el camerino de al lado espera un maletín de maquillaje que se convertirá en una cajita mágica de aquí al jueves.

Y después, al cabo de unas horas, rozando las once de la noche, con el silencio de un patio de butacas vacíos, el orden comienza a imponerse en el teatro. Los miembros de La Tijera lucen para estos últimos días una camiseta negra con una frase del Tenorio en blanco. La cita con el público les aguarda ahí, a la vuelta de la esquina.Estampa del ensayo

Todos los elementos han desaparecido y en el escenario aparece una cantina. Entre bambalinas, otros seis escenarios esperan en riguroso orden el momento de ser instalados y trasladar al público a los distintos lugares donde se desarrolla la obra.

Entonces el tiempo se hace importante. Reloj y lista en mano, Indalecio Álvarez pone orden y planifica el montaje y desmontaje de cada escenografía con la mayor disciplina y silencio posibles. Cada segundo cuenta.

Todo ello forma parte de ese teatro, ese Tenorio que no se ve. De ese trabajo necesario que queda oculto a los ojos del espectador pero es tan necesario para que todo funcione como las piezas de un perfecto engranaje.Un momento del ensayo

Hace seis años el grupo La Tijera recuperó la tradición del Tenorio, "una tradición de toda la vida", como dice Indalecio Álvarez, quien incluso cuenta la ilusión de la gente que le para por la calle. "Nos dicen que es una alegría que se haya recuperado el Tenorio; que van a traer al teatro a sus hijos -señala- porque es un recuerdo que ellos tienen desde niños y quieren que sus hijos tengan ese mismo recuerdo".

Y aunque ya son seis ediciones, cada año procuran introducir alguna novedad. Así, este año habrá música de violín en directo en dos escenas, o un coro de monjas interpretando una pieza del siglo XI, o la incorporación de una nueva escenografía, o el vestuario salido de las manos prodigiosas de una costurera de Villaralbo.Indalecio Álvarez en el ensayo

Aún así, La Tijera procura ser fiel al texto de Zorrilla. "Somos fieles al texto -indica el director- porque se lo debemos al público. Queremos que la gente vaya al Tenorio y lo vea como lo tiene en su retina desde siempre...¡¡quién no conoce alguna escena del Tenorio!!".

Quien quiera descubrir el resto podrá hacerlo a partir del día 31 en el Teatro Principal. Entonces se alzará el telón y los nervios y las prisas de estos días se convertirán en buen hacer con las letras inmortales de Zorrilla, como culminación de un Tenorio entre bambalinas que compila muchas horas de trabajo en silencio.Escena del TenorioEnsayo del TenorioUn instante de descanso en los ensayosVestuario del TenorioEnsayo en el Principal

 

El Tenorio entre bambalinas