jueves. 25.04.2024

El próximo jueves, día 28 de febrero, a las 19:00, en los locales de CCOO (Pza. de Alemania 1 5ª, Zamora), tendrá lugar la presentación del libro "El medico que no quería morir (vida y muerte de Lodario Gavela Yáñez)". En el acto, organizado por la Fundación Jesús Pereda, intervendrán Ignacio Fernández, presidente de la Fundación Jesús Pereda, y Alejandro Álvarez López, autor del libro.

El libro ha sido presentado en Oviedo, Gijón, Langreo, Mieres, Grado, Llanera, Cangas de Narcea, León, Ponferrada, Villablino, Fabero, Toreno, Bembibre, Santander, Madrid, Ourense, Valladolid... Próximamente será presentado en Salamanca, Zamora y otras capitales de Castilla-León. Del libro se han editado tres ediciones a pesar de que el autor es a su vez editor y distribuidor, y de que solo ha estado presente en algunas librerías de Asturias y León. "Ello ha sido posible, dice Alejandro Álvarez, gracias a que ha funcionado el boca a boca en las zonas donde ha sido presentado, lo que ha provocado una demanda entre los lectores que me ha sorprendido muy gratamente".

La obra narra la vida de Lodario Gavela Yáñez, médico de Fornela (León), asesinado por la Brigadilla en mil novecientos cuarenta y siete cuando contaba con treinta y un años. El recuerdo de este médico ha pervivido en la memoria de los bercianos y fornelos como símbolo de la lucha por la libertad y como persona humanista por su implicación en el desarrollo de los pueblos de la zona, por su intensa dedicación a la educación como promotor de escuelas, por su labor profesional, por su apoyo a los más pobres y por su cuidado de los fugaos que luchaban contra la dictadura en los años cuarenta por las comarcas de Fornela, Ibias, Ancares y el Bierzo.
El autor, con materiales sacados de la Historia, la Memoria y la imaginación, recrea la trayectoria vital de este médico y, a través de ella, de una parte de la historia de España a lo largo de tres momentos muy intensos de la misma y en los tres espacios en los que transcurrió su corta vida.
En primer lugar, desde los diez a los veinte años, en el convulso Valladolid de la Segunda República, donde su conciencia se va formando a partir de las influencias que recibe en los diversos ámbitos de socialización: en el seno de una familia republicana pero de posiciones políticas distintas; en los centros educativos (instituto Zorrilla y universidad, como estudiante de Medicina y Cirugía), donde vive los enfrentamientos entre los estudiantes progresistas de la Federación Universitaria Española (FUE) y los de la Federación de Estudiantes Católicos (FEC) o, más tarde, con los del SEU; también en las calles de la ciudad, que ha sido cuna de las JONS y de la fusión de estas con la FE de José Antonio, donde observa los choques entre jonsistas y los obreros de Talleres del Norte o de las fábricas harineras o azucareras. Es esta una etapa de formación personal, durante el cual la ciudad de Valladolid es el espacio fundamental en el que este estudiante de medicina se va formando a partir de las influencias que va recibiendo en esos diversos ámbitos, influencias que van conformando su conciencia del mundo y le incitan a tomar partido ante los acontecimientos.
En segundo lugar, durante la Guerra Civil, o Guerra de España, que constituye una etapa de maduración de la personalidad y asentamiento de ideas y valores que estarán presentes en su vida y serán a la postre esenciales para comprender su actuación posterior. En esta etapa participará, primero, en un frente elegido, el republicano en Asturias hasta la caída del Frente Norte, donde desarrolla actividades en el ámbito de la sanidad que tendrán influencia en su futuro. En este ámbito desarrollará funciones en los hospitales militares de Cayés, de Lugueros y de Castrillón; luego, en otro frente, ahora impuesto, dentro del bando «nacional», consecuencia de unas situaciones imprevistas, y donde tiene un comportamiento digno de su personalidad rebelde. Tras la Guerra terminará la carrera de Medicina y Cirugía en la universidad vallisoletana entre 1939 y 1942. De nuevo la ciudad de Valladolid será el marco omnipresente de la vida de Lodario, un marco en el que las consecuencias de la guerra están muy presentes: las purgas en la universidad, el cambio de símbolos que inunda la ciudad en ese tiempo de la victoria lleno de represión, el inicio de la II Guerra Mundial, etc.
En tercer lugar, en la comarca de Fornela (León), ejerciendo como médico desde el año cuarenta y dos hasta el cuarenta y siete, cuando es asesinado, a la edad de treinta y un años, por su actitud insumisa ante el régimen franquista y por atender a los fugaos a pesar de los peligros, de los que era consciente.
Pero las páginas del libro reflejan, sobre todo, la vida de una persona cuya actitud ética, su altura moral, su sentido solidario y su compromiso con la libertad lo sitúan en conflicto con la dictadura franquista, no dejándose someter ni permaneciendo al margen sino manifestando su desafección a pesar del peligro que corría su vida y adoptando una actitud que lo convierte en un personaje a la altura de los grandes héroes.

INFORMACIÓN QUE PUEDE RESULTAR DE INTERÉS

1. El origen y los motivos que llevaron al autor a escribir la obra

El autor, que ha investigado a lo largo de 8 años sobre la vida y circunstancias del doctor Gavela, quiso evitar con este libro que, después de desaparecidas las personas que han transmitido sus recuerdos oralmente a lo largo de setenta años, se perdiera en el olvido el crimen con él cometido y sacar a la luz la memoria de un personaje ejemplar, cuya vida puede enseñarnos algo sobre valores como la dignidad, la altura moral, la solidaridad, el compromiso con la libertad y la justicia social o la responsabilidad individual o colectiva en estos tiempos tan necesitados de estos ejemplos de vida. Y ello porque el personaje de Lodario, dice el autor, aunque no fue militante de ningún partido político, muestra cómo se puede actuar con coherencia y dignidad, de acuerdo con unos principios, en las situaciones de conflicto con el poder, incluso cuando uno se juega la vida por defender la libertad, la democracia y la justicia social.
Además, con el libro pretende sacar a la luz una parte de la historia de esas tierras bercianas (y también de España), que sufrieron con especial rigor la represión durante años, después de acabada la Guerra Civil. A esa intención responde que también aparezcan en el libro personajes o informantes que nos revelan, consciente o inconscientemente, cómo el pasado no ha muerto sino que deja sus huellas en el presente, o esos otros que reflejan distintas formas de ver las acciones de Lodario o las variadas valoraciones que permanecen hoy sobre los hechos del pasado o sobre las actitudes —en positivo o en negativo— del personaje central, o los que conservan un sentimiento de pérdida, convencidas o convencidos de que el asesinato de Lodario Gavela tuvo una influencia negativa en su vida, como sucede con esas mujeres, entonces niñas, que sienten que el asesinato de Lodario Gavela fue una pérdida que tuvo una clara influencia negativa en su vida. "Si no lo hubieran matado mi vida mi vida seguramente hubiera sido distinta", dice Pura, que cuenta hoy con ochenta y siete años.

2. La forma en que se presenta

El libro se presenta no como una crónica o una biografía al uso sino como una novela, aunque siempre fiel a los hechos históricos y a la trayectoria personal de Lodario Gavela. Esta decisión no fue la inicial sino la consecuencia de determinadas intenciones que fueron surgiendo a lo largo del proceso de elaboración de la obra. Entre esos motivos o intenciones está, según afirma el autor, el deseo de "revivir" a Lodario Gavela para que el lector lo perciba actuando, hablando, sintiendo emociones, pensando y valorando su propia realidad y la historia. En este sentido, la forma novelesca, dado que la literatura es el territorio de la emoción, permite que el lector no solo conozca al personaje sino que lo comprenda, pues el molde novelesco acerca el personaje al lector y favorece que este empatice con él, creándose entre ambos un lazo estrecho racional pero también emocional, pues "los vínculos que los lectores crean con los personajes de un libro que les gusta —como dice Almudena Grandes— son mucho más profundos que los que podría suscitar en ellos la lectura de un libro de historia".
Por otra parte, Alejandro Álvarez decidió el uso del molde novelesco porque, como decía Balzac, "la novela escribe la historia de la vida privada de las naciones". Eso le permitía contar cómo vivía la gente que compartía existencia con Lodario Gavela, pues el libro quiere ser también un homenaje a esas personas que, como el protagonista, sufrieron la persecución, la cárcel, la tortura o la muerte en aquellos años del franquismo. Además, el formato novelesco le permite un grado de invención que, respetando escrupulosamente la verdad histórica, sirve de argamasa en que todos los elementos —historia, vida, recuerdos— pueden combinarse armónicamente. Y si en la novela está muy presente la historia ello se debe a que son las circunstancias históricas las que van moldeando la personalidad de este médico y son ellas que le llevan al trágico desenlace.

3. Perfil humano de Lodario Gavela Yáñez

Nace en Bembibre en 1916. Se traslada a Valladolid toda la familia en 1926. Estudia el Bachillerato en el Instituto Zorrilla. Antes de la Guerra Civil inicia los estudios de Medicina y Cirugía en la universidad vallisoletana. Participa en la guerra en ambos bandos. Termina brillantemente la carrera en 1942 y ese mismo verano le conceden la plaza interina de médico en el ayuntamiento de Peranzanes donde ejerce hasta que lo matan en 1947.

Las circunstancias que produjeron su muerte a tan temprana edad han hecho de Lodario Gavela un personaje con halo legendario entre las gentes de Fornela y comarcas aledañas. Pero esa aureola mítica no surgió de los halagos del poder o del falseamiento de los medios de comunicación (nunca se informó de su asesinato) sobre la realidad de un personaje al que se quiere encumbrar, sino de sus actitudes y sus obras durante sus años de ejercicio como médico en Fornela, pues en él se condensan las virtudes del hombre que se preocupa por sus pacientes y/o vecinos, pero también las del ciudadano que no está dispuesto a dejarse someter por una dictadura. Quienes lo ensalzan, a veces hasta convertirlo en mito, son quienes vivieron con él, fueron sus pacientes, sus acompañantes en situaciones peligrosas, quienes observaron en directo su valentía con los guardias y falangistas. Durante sus años de servicio en esta comarca, Fornela era un espacio en el que la guerra pervivía en forma de brutal represión, causando muertes, torturas y detenciones por docenas, y el miedo era una presencia pavorosa, casi física. En aquellas aldeas él fue un ejemplo de valentía que mantenía viva la antorcha de la libertad, pero también de compromiso con sus gentes. Y su labor no se circunscribió a la atención médica, cuya dedicación todavía se recuerda con admiración entre las gentes de Fornela y fuera de esta comarca. Fue también promotor de escuelas en Trascatro, Chano, Guímara y Cariseda; animador cultural, promoviendo el conocimiento del entorno, y un adelantado en la visión educadora hacia las niñas, tratando de arrancarlas del papel que el régimen y la tradición les tenían reservados; impulsor de la llegada de la luz eléctrica y de hábitos higiénicos, o inspirador de modificaciones arquitectónicas de las humildes casas de los pueblos para favorecer la higiene y el decoro. Su esmerada atención a sus enfermos, su carácter afable y personalidad arrolladora, su polifacética actividad, su solidaridad con los más pobres y su sentido humano lo convirtieron en una persona omnipresente y admirada por la mayoría de los fornelos, incluso por algunos guardias acuartelados en la zona, lo que explica la profunda conmoción y tristeza que produjo su asesinato.
Pero su decidida disposición a no dejarse someter y a mantener viva la antorcha de la libertad, en conflicto con el poder que quería someterlo, en aquellos tiempos de represión, le granjeó la enemistad de los más intransigentes defensores del régimen, que veían en Lodario un ejemplo peligroso de ejercicio de la libertad, pues, como dice un informe sobre él, "extendía la desafección y la apatía con el régimen". Tampoco le perdonaron que ayudase a los fugaos que necesitaban de él cuando caían enfermos. Consciente del peligro que corría, "Lodario Gavela, como los héroes en los tiempos difíciles, no abdicó nunca de sus principios y antepuso su ética profesional y su defensa de la dignidad humana a sus intereses personales, lo cual lo convierte en un ejemplo de altura ética para estos tiempos torvos", señala el autor del texto. Y fue su sentido ético y su defensa de la libertad la causa de que lo mataran aquella tarde del 24 de septiembre de mil novecientos cuarenta y siete, cuando se dirigía al encuentro de su madre y de su esposa, embarazada de siete meses. Después de setenta años, sus hijos, Luis A. Gavela, huérfano cuando tenía un año y tres meses, y Olga Gavela, huérfana dos meses antes de nacer, "afirman haber visto vivo a su padre en las páginas del libro, y con ello la historia les compensa, aunque solo mínimamente, de lo que les debe por su asesinato", ha dicho Alejandro Álvarez. En este sentido Olga Gavela, que participó en la presentación del libro en Madrid y en la realizada en Ponferrada, ha dicho: "Yo nunca pude ver vivo a mi padre pero ahora puedo verlo vivir en las páginas del libro escrito por Alejandro, por lo que le estará eternamente agradecida".

4. El proceso de investigación y "gestación" del libro.

El autor ya conocía desde niño de la existencia y del desenlace trágico de Lodario Gavela. "Pero el deseo de contar su historia me surgió muchos años después, quizás hace ahora unos quince años, pero como un planteamiento de futuro, cuya realización se iniciaría tras jubilarme. Sin embargo, hace unos ocho años me di cuenta de que el tiempo estaba jugando en contra de mis deseos futuros porque de las personas que habían vivido con él, que lo habían conocido, que habían sido sus pacientes, sus vecinos o habían estado con él en la guerra, solo quedaba una generación que ya sobrepasaba los setenta años y la muerte estaba haciendo su trabajo con rapidez. Esto me obligó a cambiar los planes y a acelerar el proceso de investigación. Por eso en el verano de dos mil nueve comencé a realizar las primeras entrevistas sobre hechos de Lodario Gavela a personas que lo habían conocido. Después de hablar con diversos informadores tenía una imagen aún imperfecta o difusa del personaje cuya historia quería contar pero todavía con muchas dificultades: por un lado, porque en la mayoría de los casos se trataba de anécdotas fragmentarias e inconexas a las que era necesario buscar una ilación y, sobre todo, un sentido; por otro, porque no siempre era fácil situar bien cronológicamente los hechos que me contaban, y, además, porque la Memoria es un material lábil, escurridizo pues cuando los informantes hablaban de él lo hacían con relatos que nacían de intenciones muy dispares, que iban desde la mitificación al descrédito. Incluso en ocasiones me transmitían informaciones falsas, quizás con la intención de "desvalorizar" a un personaje que estaba ligado a unas ideas a las que se despreciaba. Comprobar la certeza o falsedad de determinadas informaciones me llevó a veces tiempo y desazón".
Al principio de la investigación recogí información sobre la estancia del médico en Fornela: sus hechos, vivencias, enfrentamientos con falangistas, relaciones con los guardias, atención a los enfermos y a los fugaos, promoción de escuelas, fiestas de las inauguraciones, iniciativas para llevar el progreso a los pueblos y, al tiempo, iban surgiendo noticias, aún imprecisas, sobre su participación en la Guerra Civil, los antecedentes familiares, etc. Ello me obligó a ampliar la investigación a los archivos: el Archivo General de la Administración en Alcalá; el Histórico de Oviedo o el de la Memoria en Salamanca, de donde recogí datos que permitieron situar al personaje en sus diversos destinos en el Frente Norte; el archivo militar de Ciudad Real, donde se encuentra su expediente militar en el ejército rebelde; el Archivo Militar de El Ferrol que permitió aclarar aspectos planteados en el de Guadalajara.
Una vez completando el perfil de Lodario Gavela en su madurez, se me impuso la necesidad de conocer cómo había sido su formación desde su infancia, y esto obligó a bucear en aspectos familiares importantes para comprender su evolución y su formación, pero también la influencia de otros ámbitos de socialización como el educativo o el de la ciudad donde se formó. Así fui descubriendo su afiliación a la FUE, lo que me obligó a indagar en la ideología y práctica de esta asociación estudiantil (y esto me llevó a leer sobre la Institución Libre de Enseñanza), lo que explica algunas de sus iniciativas educativas en Fornela. Lo mismo me sucedió con su participación en el Socorro Rojo, lo cual fue importante para explicar ciertas actitudes o iniciativas del médico. Para completar el panorama de su etapa previa a la Guerra Civil tuve que buscar información sobre lo que estaba sucediendo en Valladolid en los años de la República, para lo cual usé fuentes diversas: tesis doctorales (Sonsoles Gómez Carbonero: "Cultura ciudadana y socialización política en la República. Actitudes y comportamientos de los vallisoletanos entre 1931 y 1936"), periódicos de la época o manuales de historia. Esa misma necesidad se me planteó al abordar la narración de sus dos etapas en la Guerra, en el frente republicano o en el rebelde, lo que supuso buscar información de los frentes, de los sucesos y del personaje en esas etapas. La lectura de periódicos asturianos sobre el desarrollo de la guerra, sobre el Valladolid del período republicano o de los tres años posteriores al final de la misma, mientras Lodario Gavela terminaba su carrera, fueron otras fuentes que alimentaron el material con el que finalmente fui construyendo la narración. También los periódicos leoneses desde mil novecientos cuarenta y dos hasta mil novecientos cuarenta y siete aportaron al caudal narrativo elementos no desdeñables. Pero siempre como material que servía para enmarcar la acción de Lodario Gavela o de los personajes reales que aparecían con él.
Sobre los personajes que aparecen en el libro conviene aclarar que unos mantienen el nombre real pero hay otros a los que se les ha cambiado, y algunos, finalmente, que son construcciones literarias aunque en ellos se recogen hechos o actitudes de personajes reales que tuvieron presencia o influencia en la vida o la muerte del médico.

El jueves 28 se presenta el libro "El medico que no quería morir (vida y muerte de...