viernes. 19.04.2024
Miguel Santos en Ourense, donde marcó un tanto.

Desde que llegara al equipo rojiblanco, ya como jugador del primer equipo, el crecimiento de Miguel Santos ha ido en aumento semana tras semana. Sin embargo, el último año ha sido el de su explosión definitiva, el de su consolidación como jugador de Segunda "B" y se ha ganado, por derecho, un puesto en esta categoría a base de trabajo, de desborde y de goles.

Si hay algún jugador de la primera plantilla al que el 2013 le haya ido especialmente bien, ese ha sido Miguel Santos. El interior rojiblanco, uno de los fijos de Roberto Aguirre la pasada campaña, ha pasado de ser un jugador importante para el técnico pero no tan importante para la grada, a ser uno de los hombres más en forma del equipo.

A Santos, el 2013 le ha hecho ganarse el beneplácito de una grada que, hasta el momento, destaca su gran labor defensiva, pero que no acababa de conectar con su faceta ofensiva. Para Aguirre era ya un jugador fundamental, un comodín que había actuado en ambas bandas o, incluso, en el lateral cuando había sido necesario. Ante el Ourense, en O Couto, además cumplió como mediocentro ante la expulsión de Ramiro Mayor, y marcó un gol de vital importancia.

Pese a que para compañeros y técnico, Santos era un jugador muy valorado, la afición seguía poniendo peros al rendimiento del zamorano, algo que, de unos meses a ahora, ha cambiado de forma radical. A su gran trabajo defensivo, al esfuerzo incansanble del extremo rojiblanco, se ha unido en las últimas fechas el desborde que ya había demostrado en categorías inferiores antes de irse al Real Valladolid a probar fortuna.

Miguel Santos pelea con Iker Alegre por un balón.Ese empuje ofensivo ha llevado, además, al zamorano a ver puerta de forma habitual durante los 365 días que ahora se nos van. Miguel ha marcado cinco tantos en los partidos del 2013, su mejor registro desde que es profesional, consiiguiendo, con ellos, puntos importantes para los zamoranos.

El primero de los cinco llegó en Salamanca, en un partido que los rojiblancos acabaron empatando, pero en el que merecieron vencer. El extremo zamorano, cuando expiraba la primera mitad, logró adelantar a los rojiblancos que, con un jugador menos, acabaron salvando un punto.

El segundo gol fue el más importante, y posiblemente el más recordado de toda su carrera. En el partido final para la salvación, frente al Constancia, Miguel Santos metía el gol que le daba al equipo la ansiada permanencia, el gol que dejaba atrás todo el sufrimiento del año.

En la segunda mitad de año, con la nueva temporada, Santos consiguió otros tres tantos. Celta "B", CD Ourense y Real Avilés fueron sus víctimas, dos de ellas, además, para conseguir puntos importantes para los rojiblancos.

El mérito del zamorano reside, además, en que ha tenido que adaptarse a jugar con la pierna izquierda, su pierna menos buena, jugando en una posición, la de extremo izquierdo, en la que no era experto, consiguiendo cubrir un puesto en el que el Zamora, desde la marcha de Jairo, no encontraba un jugador que ocupara esa demarcación.

 

El año de Miguel Santos