Para Zamora la Semana Santa es vida. Es tradición, austeridad, recogimiento, pasión, momentos de reencuentro y viajes, pero también de bonanza económica para muchos sectores.
La ciudad y la provincia se transforman para la llegada de la semana más importante del año en Zamora que repercute en todos los sectores.
En lo tradicional, en lo religioso y en lo turístico Zamora se abre al mundo siendo la única Semana Santa de España declarada BIC, algo que hay que recordar para saber distinguir qué ocurre en esta semana, una semana en la que Zamora debería ser el centro de atención de todos los medios de comunicación de España y que se debería potenciar mucho más.
Zamora pasa a triplicar su población en apenas siete días y en ese espacio de tiempo ocurren cosas que cualquier zamorano reconoce, algunas con entrañable sabor local, otras de proyección internacional:
Abre La Valenciana; la heladería de Zamorana por excelencia marca el periodo en la calle a la hora del paseo. El zamorano lo sabe: cuando abre la Valenciana o cuando se instalan "los caballitos" se aproxima la Semana Santa y el merendero de los "Pelambres" abre en su temporada primavera verano.
Los comercios se preparan para la ocasión y los escaparates se llenan de motivos relativos a la Semana de Pasión que se han incrementado notablemente en los últimos años: souvenirs de todo tipo para los coleccionistas zamoranos y como recuerdo para quienes visitan la ciudad proliferan ya en numerosos establecimientos. También son fechas para contratar a las personas que, esperando la avalancha de público que llenan a Zamora durante estos días, atiendan a esos clientes potenciales.
Los hoteles llegan a cifras récord en sus reservas y encontrar una habitación en estos días puede llegar a costarle a los más desprevenidos hasta 400 euros en las noches de Jueves o Viernes Santo. Asimismo los contratos para estos días son muchos y, aunque temporales, ayudan a aliviar la maltrecha economía de la provincia.
Las empresas de distribución y las alimentarias encuentran sus mayores picos del año debido al incremento de población. Los bares y establecimientos hosteleros 'hacen su agosto' en marzo o en abril. Reposteros y hosteleros marcan la pauta y continúan la tradición gastronómica con platos como sopas de ajo, bacalao a la tranca, torrijas, "dos y pingada", almendras garrapiñadas, aceitadas, rebojos y otras delicias de la tierra.
Sastres y tiendas de confección sufren los avatares del estrés tras la proximidad de estas fechas en las que centenares de túnicas y accesorios se arreglan o se hacen de nueva factura y se sacan de los altillos y trasteros para llevar a las tintorerías, que registran también su mayor pico del año. Velas, hachones, medallas, pañuelos, guantes, sandalias y cientos de aderezos son necesarios ya que todo ha de estar listo para los desfiles procesionales.
Es momento de reencuentros, de viajes y de familia, miles de zamoranos vuelven a casa por Semana Santa, aunque solo sea para procesionar y regresar una vez concluida la procesión a sus ciudades de origen. Es triste que cada vez sean más los que estan fuera y no puedan quedarse en la provincia que les vio nacer porque tienen que buscarse el pan en otras tierras.
Para los no tan semanasanteros, también es momento de marcharse y de disfrutar. Centenares de zamoranos aprovechan también para viajar y aprovechar de unos días de vacaciones. Según las agencias de viajes, los destinos de playa son lo más solicitado, aunque también es creciente un "turismo cofrade" que elige otras ciudades con grandes Semanas Santas, especialmente en Andalucía.
Las calles se adecentan, especialmente las del trazado por donde discurren las procesiones. No hay Semana Santa que se precie si no va precedida de diversas reparaciones especialmente en baldosas, aceras y pintura, que ya comenzaron a efectuarse hace días.
La aglomeración de personas hace que los cuerpos de seguridad, aparte de estar alerta, doblen sus efectivos en estos días. Lo mismo ocurre con hospitales y servicios de emergencia. A todos ellos, desde Zamora News le damos las gracias, esperando que no tengan que actuar en ningún momento.
