Los vecinos de la Villa apuran los últimos días de verano con normalidad, sin que la ausencia de Camarero, el toro que no pudo ser recogido en el último espanto de la localidad, altere los planes de los últimos veraneantes y de los vecinos que residen durante todo el año.
Camarero se ha convertido en un toro viral. Varios programas a nivel nacional han dedicado una pequeña sección a este astado que buscó la sombra entre la maleza el pasado 10 de septiembre y que, desde entonces, se encuentra en paradero desconocido, sin que vecinos de Carbajales, Muga, Manzanal, Castillo, Fonfría o Videmala hayan dado con él. Tampoco los agentes de la Guardia Civil, que fueron unas de las últimas personas que vieron al toro cuando se perdía entre el verde.
Sin embargo, esta situación no es algo que ocurra por primera vez, aunque cada vez es menos habitual que un toro quede en el campo trás un espanto. En varias ocasiones, espcialmente hace algunos años, los vecinos de Carbajales, igual que ocurre en otras localidades de la provincia que celebran los tradicionales espantos, se levantaban al día siguiente con un toro dentro de sus tierras o merodeando la población.
El paso de los días ha aminorado el número de patrullas ciudadanas que se han echado a los montes para tratar de reconocer al astado. Desde los puntos más altos de cada una de las poblaciones vecinas a Carbajales, y desde la propia villa, numerosos curiosos o vecinos preocupados han pasado horas de espera, con prismáticos y otros artilugios, pero nadie ha dado con el astado.
Y eso, que la rumorología lo ha colocado en múltiples lugares y los lugareños, atónitos, han asistido con normalidad a todo tipo de habladurías e informaciones llegadas desde múltiples lugares. Mientras tanto, Carbajales sigue con su vida, con su día a día, mientras se acerca el tiempo de la sementera, y alguno también piensa que Camarero ya está en alguna nevera hecho filetes.
