Es complicado imaginar la vida hace cien años. El cine, la fotografía y los libros de historia pueden ayudar, pero una persona de mediana edad jamás podrá sentir qué se hacía sin una televisión en casa, sin Internet o cómo se palpaba el clima de inestabilidad internacional en 1918, con el fin de la Primera Guerra Mundial.
Es difícil imaginar cómo se vivía en la primera mitad del siglo XX, pero a Manuela Morán Vara no le cuesta recordarlo. Ella nació en Carbajales de Alba el 28 de octubre de 1918. Hoy cumple cien años y es la persona más longeva de la localidad zamorana.
En estos cien años, el cambio más sorprendente para ella no fue la llegada del automóvil o cualquier otra innovación tecnológica, sino pasar de vivir con sus hijos a ir a una residencia, algo que —como ella comenta— por circunstancias de la vida, no ha podido ser.
Manuela se casó en 1941 con Juan Martín Fidalgo y siempre se dedicó a sus labores: era modista, labradora, cocinera, canguro, educadora, limpiadora, maestra y panadera —instruida por su padre—. Crio a sus tres hijos, vio nacer a cinco nietos y a varios bisnietos, una de las cosas más satisfactorias que le han pasado.
Por contra, en cien años se viven muchas cosas y, por supuesto, no todas son positivas. Manuela recuerda con especial tristeza la pérdida de una de sus nietas con solo 14 años, lo más doloroso que le ha pasado.
Manuela, una persona sencilla y amiga de todos sus vecinos, tiene el recuerdo más antiguo de todos los carbajalinos. Cuando era pequeña, Carbajales de Alba era una localidad llena de vida, pero actualmente lo ve más bien triste, sin apenas juventud.
Esta mujer que hoy llega a su centenario soñaba de pequeña con que se instaurase la paz en el mundo, ya que tuvo que vivir una guerra. Ahora, que ya se ha logrado, Manuela puede pedir otro deseo cuando sople las cien velas que coronarán hoy su tarta.
¡Feliz cumpleaños!
