La idea partió de un grupo de amigas del barrio que se resistieron a cruzarse de brazos ante la situación por las que pasaban algunas familias de San José Obrero a raíz de la crisis económica y, sin ayudas institucionales de ningún tipo, han logrado que sus buenas intenciones se transformen en una realidad y garanticen un plato de comida caliente y saludable a una veintena de familias.
La cocina solidaria que surgió a iniciativa de algunas integrantes de la asociación de vecinos de San José Obrero ha echado a andar este mediodía. 
La idea es llegar a donde no alcanzan otras organizaciones como el Banco de Alimentos, Cruz Roja o Cáritas. Estas entidades reparten alimentos no perecederos pero las familias que los reciben en algunos casos tienen carencias nutricionales porque no pueden acceder a carne, pescado o verduras frescas. Por ello, la cocina social de San José Obrero ofrecerá, inicialmente tres días a la semana, platos elaborados con productos frescos como el arroz con pollo que se ha servido en la jornada inaugural.
A diferencia de los comedores sociales, la comida elaborada en La Josa se entrega a los beneficiarios para que la degusten en su propia casa. Además, a las familias con niños se les facilitan galletas, leche y cacao para el desayuno del día siguiente, por la importancia que tiene para su crecimiento desayunar bien, según explican Conchi y Raquel, dos de las promotoras de la iniciativa. 
La nueva cocina social cuenta desde el primer momento con el apoyo de la asociación de vecinos del barrio, en cuya sede se han habilitado los fogones, aunque al ser un proyecto benéfico se ha creado una asociación propia para canalizarlo que se denomina Solidaridad San José Obrero.
Inicialmente, la cocina solidaria abre los lunes, miércoles y viernes, aunque en un futuro está previsto ampliar horarios y dar también cenas. Además, la asociación Solidaridad San José Obrero también pretende abrir un ropero que ofrezca prendas de vestir a familias sin recursos. A los beneficiarios de la cocina y el ropero no se les quiere dar caridad sino que se procurará que ellos mismos puedan implicarse y participar en algunas de las labores de la asociación, bien sea ayudando a cocinar o a distribuir la ropa, entre otras labores.
La iniciativa tiene ya el respaldo de ciudadanos a título particular y distintos proveedores como la panadería El Viso, que aporta el pan; Gaza, que ofrece a Solidaridad San José Obrero leche a mitad de precio; Ferrero, que facilita a un menor precio carne, verdura y pescado; o industriales del MercaZamora, que también donan fruta y verdura.
Del mismo modo, la asociación está abierta a que otros negocios y vecinos del barrio puedan aportar su granito de arena al proyecto, bien sea donando alimentos, ropa o ayudando a elaborar los menús o gestionar el ropero.
Con esta acción altruista, San José Obrero recupera el espíritu cooperativista y de solidaridad mutua con el que nació este barrio zamorano y su asociación de desarrollo comunitario. Ahora solo falta que la iniciativa crezca y se tome de ejemplo en otras zonas de la ciudad en las que también hay familias con sus miembros en paro que atraviesan por dificultades económicas. Lo más difícil, poner en marcha la primera cocina solidaria de la ciudad, ya está hecho.
