miércoles. 24.04.2024

En la sociedad actual, más de un 30 % de los estudiantes presenta algún problema de aprendizaje relacionada con un trastorno del neurodesarrollo que requiere que el alumno reciba educación especial.

Habida cuenta de la importancia de la educación en el desarrollo de cualquier persona, veamos cuáles son las claves de la educación especial y su relevancia para la igualdad de oportunidades en la enseñanza de niños con necesidades educativas especiales.

Qué entendemos por educación especial

Con la expresión “educación especial” nos referimos a una modalidad de educación básica destinada a alumnos que, debido bien a una discapacidad psíquica, física o sensorial, o bien a una sobredotación, tiene unas necesidades educativas especiales.

La educación especial comprende todas aquellas actuaciones que sean necesarias para compensar dichas necesidades y garantizar que en su proceso de enseñanza cuente con los apoyos que necesarios para poder alcanzar su desarrollo personal y social en igualdad de condiciones que los demás alumnos, pudiendo impartirse tanto en centros educativos ordinarios como específicos.

Trastornos del neurodesarrollo que requieren la educación especial

Los trastornos que hacen que un niño requiera educación especial cuentan con el denominador común repercutir negativamente de algún modo, su rendimiento académico, en sus relaciones sociales y/o el desarrollo de sus emociones.

Los más comunes, por citar algunos además de la discapacidad intelectual o el Síndrome de Down, son los trastornos del espectro autista y por déficit de atención o hiperactividad. También son frecuentes los trastornos del movimiento, como el Síndrome de Tourette, de la comunicación y el lenguaje, como la tartamudez, los Trastornos Obsesivo-Compulsivos, trastornos alimentarios y también trastornos del aprendizaje tales como la dislexia.

Como podemos comprobar, el espectro que puede abarcar la educación especial es muy amplio y no cabe hablar de un patrón estándar a la hora de impartir estas enseñanzas.

Formación necesaria para dedicarse a la educación especial

Para dedicarse profesionalmente a la dedicación especial es necesario contar con alguna titulación universitaria tales como Psicología, Magisterio, Logopedia, Pedagogía, Educación Social o Psicopedagogía y cursar una formación de posgrado específica habilitante como docente de educación especial, pudiendo desarrollar su profesión no solo en centros escolares, sino también en hospitales, centros de atención temprana, ONG y asociaciones o servicios de inserción sociolaboral.

Esta formación de posgrado, como el Máster de Educación Especial del Instituto Europeo de Estudios Empresariales(INESEM) instruye a los docentes en la atención a la diversidad, la integración como método de trabajo y la implicación de la familia de los niños con necesidades educativas especiales, de manera que en las distintas etapas del desarrollo infantil sea capaz de identificar los trastornosdel neurodesarrollo y actuar debidamente ante los mismos mediante la aplicación de técnicas psicopedagógicas y estrategias de intervención adaptadas a las necesidades específicas de cada alumno.

Se trata de brindar a los niños que presentan este tipo de problemas la ayuda que necesitan para superar sus dificultades procurando el máximo nivel de integración posible con sus compañeros, garantizando su derecho a la enseñanza y mejorando, en definitiva, su calidad de vida.

La importancia de la educación especial