Medio millar de personas, entre canteranos del equipo, aficionados y familiares de los jugadores del MMT Seguros Balonmano Zamora se dieron cita en la Plaza Mayor para homenajear a una plantilla que logró el pasado sábado el sueño de subir el equipo a Asobal.
La caravana del Balonmano Zamora salió desde la sede su principal patrocinador, MMT Seguros, hasta la Plaza Mayor, pilar central de una celebración de ascenso del Balonmano Zamora que congregó a mucha gente durante todo el recorrido.
Los jugadores, que portaban una pancarta que daba gracias a la afición por su apoyo, y otra en alusión al ascenso a Asobal, abrieron una comitiva en la que, desde MMT Seguros, ya partieron un centenar de personas a las que se fueron uniendo otras 400 hasta completar la fiesta en el Ayuntamiento de Zamora.
Los jugadores festejaron entre cánticos y bailes y animaron al resto de la comitiva, por su paso por Santa Clara en el que muchos curiosos se acercaron a ver la celebración.
No faltó Thalberg, en la entrada en la Plaza Mayor, como si de un paso de Semana Santa se tratara, con los jugadores inmóviles, caminando hasta que la alegría volvió a desatar a unos jugadores que siguen eufóricos desde el ascenso.
En el balcón del Ayuntamiento, el concejal de Deportes, Ángel Luis Crespo, recibió a la delegación zamorana y les invitó a celebrar con la afición el ascenso, desde ese lugar privilegiado. Allí, el speaker del club fue desgranando la alineación de los jugadores de uno en uno y se convirtió en el gran protagonista al conseguir que la Plaza Mayor le siguiera en la presentación de los jugadores.
El capitán Jortos, el entrenador del equipo y el presidente dirigieron unas palabras al público, y les emplazaron al Ángel Nieto en septiembre, momento en el que Zamora disfrutará de Asobal.
No acabó ahí la celebración, y es que los jugadores fueron requeridos para múltiples fotos en la Plaza Mayor, por muchos de los canteranos que algún día serán el presente del equipo y que ahora miran en el espejo de los Jortos, Octavio, Iñaki, Camino, Posado o Guille.
Ya sin la mayoría de los aficionados, con los más cercanos, la fiesta prosiguió en algunos establecimientos de la capital, y el equipo disfrutó del sueño del ascenso a la máxima categoría del balonmano español.
