La ceremonia del Encuentro entre Jesús Resucitado y la Virgen en la Plaza Mayor de Zamora ha culminado esta mañana una nueva Semana Santa y ha abierto los días de la Pascua y de las romerías, que en Zamora capital comienzan el próximo domingo con el Cristo de Valderrey.
Jesús Luz y Vida ha cumplido su promesa de Resurrección. Hace una semana sus hermanos de paso lo llevaban a hombros hasta el cementerio acompañado por sus cofrades para prometer ante los muros de San Atilano la resurrección a los que ya duermen.
La Virgen de la Soledad ha convertido las calles principales de Zamora en un río de luz a su paso en esta tarde noche de Sábado Santo acompañada por casi cinco mil mujeres, algunas pequeños bebés, hermanas de la cofradía de Jesús Nazareno.
Las campanas de la Catedral no tocaban esta mañana, se han quedado mudas. Estaban mudas, tristes, porque en la noche del Jueves Santo se iba quien durante más de setenta y dos años ha sido el guarda del templo, su eterno campanero, el señor Miguel, que se iba con su Aurora del alma a hacer estación en el cielo. Ese cielo que tantas y tantas veces ha tocado desde la cúpula y la Torre del Salvador, allá donde la ciudad se ve pequeñita a nuestros pies. Cuántas, cuántas escaleras.
