Esperaba con impaciencia el día señalado para que 50 niños del Colegio BrotMadrid, de la Fundación Aprender (http://www.colegiobrotmadrid.es/) llegaran al refugio San Bernardo en San Martín de Castañeda.
Después de varias semanas de preparativos veía como bajaban del autobús una oleada de chicos y chicas con los ojos abiertos como platos.
- Yo soy "urbanitas", me decía uno de ellos cuando decidíamos que ruta de senderismo iniciar.
- Al final decidimos iniciar la experiencia recorriendo la Senda de Los Monjes hacia Ribadelago. Charlamos de la flora y de la fauna.
- ¿Veremos lobos?, ¿ y osos? Yo nunca he visto un ciervo. ¿Esas setas son venenosas? ¿Por qué tiene tantas piedras este camino? ¿Falta mucho?
- Acabamos de empezar. Mirar, Estos árboles son robles y esto son helechos. Esas setas se llaman "Boletus Edulis" y son deliciosas, pero si no piensas comerlas no las cortes, déjalas crecer.
- Yo una vez fui con mis padres a La Pedriza y casi nos perdemos. ¿Falta mucho?
- Mirar, ese pico que vemos en frente se llama el Pico del Fraile y esos dos picos a vuestra izquierda son los dos Bubelas. Entre ambos el cañón del Tera y La Cárdena.
- ¿Y veremos lobos? ¿Y osos? ¿Falta mucho?
Y entre una batería de preguntas vamos llegando a Ribadelago. Nos sentamos a contemplar el río Tera a su paso por el pueblo mientras les explico el porqué de las cruces y lápidas que están viendo en algunas fincas del pueblo. Les hablo de la desgracia ocurrida en el pueblo, cómo se rompió la presa y cómo se construyó el pueblo nuevo. Parece que prestan atención, pero veo que de repente se me alborota "el gallinero". Efectivamente..., gallinas. Salen corriendo a ver un buen grupo de gallinas sueltas por la calle. No puedo por menos que reírme y pensar en la suerte que tienen los niños de los pueblos y vienen a mi mente recuerdos de mi niñez, cuando eran otros quienes hacían que fuera yo el que mirara con ojos de asombro todo lo que la naturaleza me mostraba.
Así fueron pasando las horas hasta que regresamos con las últimas luces del día y deseando todos entrar en las duchas y cenar.
Antes de acostarse les conté la leyenda del Lago de Sanabria y nos dimos una vuelta por las estrellas del cielo.
- ¿En Madrid no se ven tantas estrellas, por qué?
- Por la contaminación lumínica y la nube de polución que cubre el cielo.
- Mi papá dice que cuando una persona querida se va al cielo, brilla una nueva estrella. ¿Es verdad?
- ¿A ti te hace feliz que las estrellas brillen para recordarte a tus seres queridos? Pues si te hace feliz es verdad.
- Esa constelación es Casiopea y esa es la estrella Polar. A vuestra derecha el cinturón de Orión y esa estrella pequeñita que brilla mucho se llama Vega.
- Oooohhhhh ¡¡¡¡
A sus literas y a dormir.
Al día siguiente y después de un buen desayuno nos desplazamos a la Casa del Parque Natural del Lago de Sanabria y alrededores. Mis felicitaciones al personal de la Casa del Parque. Cariñosas e instructivas con los niños.
Más tarde visita al Castillo de Puebla de Sanabria, donde su directora Mª Teresa del Estal les guió por los entresijos del castillo contestando a las miles de preguntas que le hacían con esa paciencia que le caracteriza.
Vuelta al Refugio, ducha, cena y velada nocturna para madrugar al día siguiente que visitarían la Laguna de los Peces y sus alrededores para continuar más tarde viaje hacia Madrid.
Quedaron encantados de la comarca sanabresa, de su lago, de sus bosques, de su cielo limpio y de sus estrellas. Y yo quedé prendado de su bondad, de su cariño y del trabajo que sus profesores (Ángel, Teresa, Pablo y Minerva) realizan con estos niños que muchas veces sólo necesitan que se les escuche y se les preste un poquito de atención.
Gracias por vuestra compañía. Nos volveremos a ver..., en las montañas!!!
