16 de diciembre de 2013, 13:26
Un manto de niebla acaricia de nuevo la ciudad, poco a poco va inundando todo de una bruma blanquecina que se impone en cada rincón de la ciudad.
El frío azota la ciudad, vuelve la niebla y las bajas temperaturas pero los zamoranos continuan con su vida cotidiana bien abrigados y esperan hasta que vuelva a salir el sol sobre el Duero.