13 de enero de 2019, 12:39
La fuente del parque de La Marina amanece, además de congelada y destrozada con numerosos graffitis, llena de porquería de lo que parecen ser restos de algún botellón de gente marrana e incivilizada.
Latas de refrescos, botellines de cerveza e incluso las cajas de las bebidas aparecen sobre el hielo dando una nefasta imagen no solo de la ciudad, sino de los energúmenos que arrojan su basura a la fuente, que parecen más una piara de cerdos que personas con dos dedos de frente y de educación para respetar lo ajeno, lo común, lo que pagamos todos.