Los vecinos de Almaraz de Duero acudieron como cada 9 de mayo al enclave donde estuvo situada la ermita de San Pelayo para honrar a los patrones de la localidad, San Pelayo y San Gregorio Nacianceno. El buen tiempo favoreció una animada jornada romera y de convivencia, en un paraje de singular belleza, allá donde nacen los Arribes del Duero.
El promontorio donde estuvo situada la ermita de San Pelayo, del siglo XV, un mirador natural a las últimas llanuras del Duero antes de adentrarse hacia Portugal por los Arribes, constituyó un año más lugar de cita de los vecinos de Almaraz, perpetuando así una tradición secular en recuerdo de la antigua romería en honor del santo, a la que acudían todos los pueblos de la zona, que desapareció al ser derruida la ermita.
Los hijos de Almaraz y sus descendientes no han dejado perder la tradición en lo que continúan siendo las fiestas patronales del pueblo y acudieron hasta el enclave donde se asentaba la ermita, donde vivieron una jornada amenizada por música tradicional y con una notable afluencia de romeros favorecida por las altas temperaturas.
