jueves. 28.03.2024

La más antigua de las cofradías zamoranas, la Vera Cruz, ha cumplido su cita de siglos con la ciudad recorriendo sus calles en la tarde del Jueves Santo y vistiéndolas de terciopelo morado.

Si el paso de La Sentencia y el sereno rostro de su Ecce Homo anunciaban este año la Semana Santa al mundo en la espléndida acuarela del cartel de Satur Vizán, hoy la Vera Cruz se ha hecho cartel y anuncio de la Pasión en Zamora en sus calles con la iconografía más completa que existe en España, que completan la cofradía de Jesús Nazareno y la del Santo Entierro.

Calor y sol en una tarde que la decana de las cofradías vive entre el dolor y la alegría. La alegría del reencuentro de cofrades y cargadores, que era una explosión a las puertas del Museo antes de la procesión, que se ponía en marcha a las 16.45 horas en una tarde calurosa que hace especialmente dura la carrera para los hermanos de paso y también para los cofrades, vestidos de terciopelo morado, por las altas temperaturas.

La marcha de "La Cruz" ha acompañado la salida de todos los grupos escultóricos: primero la Cruz, abrazada por el sudario, que será símbolo de victoria en septiembre. Después, la secuencia iconográfica del primer tramo de la Pasión.

Pasos de incorporación más reciente, como la Cena de Fernando Mayoral, o el Lavatorio y la Coronación de Espinas, de Higinio Vázquez, con los tesoros de la cofradía: su antañona Oración en el Huerto, su Ecce Homo del gótico flamenco, el Prendimiento (maravillosa obra del prematuramente desaparecido Miguel Torija), el popular "Calvito", la Sentencia y, cerrando el cortejo, el Nazareno de la capilla de San Miguel, titular de la cofradía, y la Dolorosa de Ricardo Segundo, plagada de rosas blancas en el 75 aniversario de su incorporación a la cofradía.

Luto en el Nazareno. Luto entre sus cargadores, que esta mañana prestaban sus hombros para llevar hasta la tierra a Crisanto, el hombre que durante treinta años arrimó el hombro con ellos y después los guió por las calles como jefe de paso. Crespones negros indicaban que su plantilla de hermanos de paso vivía hoy en verdad una Pasión en sus carnes, la pasión según el hombre.

Tras recorrer las calles más céntricas, la procesión se ha dirigido hacia la Catedral, donde ha realizado su tradicional estación. Miles de personas han acudido a las meriendas de los hermanos de fila y cargadores mientras los pasos se quedaban detenidos en el atrio y la Plaza de la Catedral. En el interior del templo, con un altar de plata maravillosamente exhornado por Florart, tenían lugar los santos oficios y el lavatorio de los pies presidido por el Obispo de la diócesis.

Mientras, las calles eran un hervidero de gentes y Zamora luce ya un aspecto que la aleja mucho de la ciudad tranquila del día a día.

Finalizada la estación, la procesión emprendía el camino de regreso hacia el Museo, convirtiendo la Rúa en una inmensa sinfonía de marchas fúnebres y Zamora cerraba, en torno a las once de la noche y con el Yacente ya preparado para salir en procesión, una memorable tarde de Jueves Santo. Por el aire, hasta lo infinito, resonaba Getsemaní.

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Equipo Zamora News

La Vera Cruz, cartel anunciador de la Pasión en las calles