jueves. 28.03.2024

Numerosos zamoranos se tatúan en el cuerpo imágenes de devoción, grupos escultóricos, monumentos o anagramas de las cofradías de Semana Santa como seña de identidad.

La moda del tatuaje se ha impuesto en los últimos años y la Semana Santa no es ajena a la estética del siglo XXI. Donde antes se tatuaban nombres de mujeres, anclas de marinos y corazones traspasados, ahora aparecen espectaculares imágenes de devoción, rostros o motivos que muestran la Pasión zamorana a flor de piel y que demuestran que el tatuaje es un arte versátil que no conoce límites.

La llevan en el corazón, pero una aguja acopladada a una máquina eléctrica que la hace vibrar más de 1.000 veces por minuto se la graba también en la piel para siempre. La mayoría son jóvenes de entre 18 ó 30 años y muchos son cargadores de los grupos escultóricos que se tatúan, devotos de las imágenes o cofrades de las hermandades que deciden imprimirse de forma indeleble a 1,5 milímetros por debajo de la piel, los motivos que aman, de los que se sienten orgullosos, para que formen también parte física de ellos.

Alejandro, José Luis, David, Manu, Juanma, Christian, Delfín... son jóvenes, llevan la Semana Santa en el corazón, en las venas, y ahora también escrita, dibujada en la piel.

La Virgen de la Soledad, el bello rostro del Nazareno de La Caída, el paso de La Elevación, el Merlú de Pedrero, el Barandales de Ricardo Flecha, el Nazareno de San Frontis, el rosetón románico de San Juan, la Catedral, el paso de La Urna, los anagramas de las distintas cofradías, motivos de las tallas de las mesas procesionales... el arte del tatuaje traslada a la piel el motivo que ellos eligen como símbolo de identidad. Aunque existe una técnica de láser que permite borrarlo, lo más probable es que esas imágenes, esos símbolos, les acopañen toda su vida.

Arte sobre la piel

El tiempo de realización de un tatuaje depende mucho del diseño elegido y de su tamaño, pero el proceso es similar para todos: después de depilar (si es preciso) y desinfectar la zona corporal elegida, el tatuador o dermografista "calca" el dibujo. Después trazael contorno en negro o en el color elegido. Finalizada esta fase, es hora de realizar el sombreado (si el tatuaje es blanco y negro), el rellenado o al coloreado, en función del tatuaje elegido.

Los tatuajes de gran tamaño o de motivos complicados se suelen realizar en varias sesiones que precisan bastantes horas de trabajo en las que el cliente debe estar inmóvil, a menudo en posturas incómodas. Por ello es aconsejable acudir a las sesiones ligeros de ropa, dependiendo de la ubicación del tatuaje.

Blanco y negro o color

La de blanco y negro es una técnica que se utiliza sobre todo para tatuar retratos y es la que tiene mayor demanda. La tinta en negro se usa en varios tonos para difuminar y hacer sombras. Como ventaja, este tipo de tatuajes son los que más tiempo se conservan en buen estado.

Existe también una amplia gama de brillantes colores, si bien los tatuajes en color requieren mayor tiempo de tatuado, suelen ser más caros y tardan más tiempo en curar aunque su resultado es más brillante. Todo depende de los gustos de quien decide tatuarse.

Dolor

El proceso del tatuaje a veces es doloroso, pero cada persona tiene una percepción distinta del dolor o una sensibilidad distinta en la piel. Lo cierto es que ante la contemplación de un tatuaje extremo el dolor es lo primero que viene a la mente, si bien es cierto que unas partes del cuerpo reacciones de distinta manera a otras.

Quienes los llevan en su cuerpo reconocen que la vibración de la aguja es molesta y puede doler, sobre todo cuando lleva cierto tiempo sobre la piel. No existe una medida universal sobre el tema ni manera de explicarlo con palabras; unos dicen que es un dolor intenso, otros que apenas es perceptible; otros lo definen como un "picor", un "escozor". Los profesionales del tatuaje aconsejan acudir a las sesiones relajados, no estar en ayunas para evitar mareos, ni haber bebido alcohol (vasodilatadores) desde el día previo al tatuaje. Como consejo, se recomienda comer un caramelo o algo dulce durante la sesión para evitar mareos, al aportar glucosa extra al cuerpo.

En cualquier caso, todos coinciden: el resultado merece la pena. La exposición es mínima para el tiempo en que la obra perdurará en su piel. Y esos tatuajes, únicos, convierten a sus portadores en pequeños museos vivos de la pasión por lo que sienten, por lo que creen y aman.

Son la Pasión a flor de piel.

GALERÍA DE IMÁGENES

 

 

Tatuajes, la Pasión a flor de piel