viernes. 19.04.2024

Centenares de devotos acompañan al Mozo de San Frontis en su traslado procesional, preámbulo de la Semana Santa de Zamora.

El Nazareno de San Frontis ha acudido puntual a su cita de cada Jueves de Pasión, ha cogido la Cruz y ha pasado el puente para dirigirse por la cuesta de Pizarro hacia la Catedral arropado por centenares de zamoranos que le han acompañado para abrir una nueva Semana Santa.

Eran las ocho de la tarde cuando en la iglesia de San Frontis comenzaba el rezo de la Palabra. Y la Palabra, el Verbo, se hizo Carne. Y habita entre nosotros, en el barrio de la margen izquierda del río que vertebra la ciudad como un corazón partido en dos.

A las ocho y media las puertas de San Frontis se abrían y el Barandales anunciaba el inicio del cortejo con su inconfundible tintineo de campanas. El Nazareno abandonaba el templo sanfrontino a hombros de sus vecinos, los mismos que lo sacan en procesión en septiembre, en el día de la Cruz, por las calles del barrio, con la cofradía del Señor y la Cruz.

Un año más la marcha "Nazareno de San Frontis" -compuesta por quien fuera director de la Banda de Zamora, Carlos Cerveró, en honor de la imagen, una talla anónima del siglo XVII y de gran devoción en la ciudad- interpretada por la Banda del Maestro Nacor Blanco, se convertía en la primera de las piezas fúnebres que se sucederán en los próximos días para acompañar y marcar el paso de los cargadores por las calles. Y la emoción afloraba en los rostros y los abrazos se sucedían en las aceras y en las filas. Hoy, Jueves de Pasión, Zamora ya es una ciudad abierta al reencuentro y al abrazo con las puertas abiertas a todos los que retornan.

Nada cambia, pero todo es distinto cada año. Con la noche posándose sobre la ciudad, zamoranos de las dos orillas del Duero se han unido en la devoción al Nazareno y han seguido sus pasos por la avenida que lleva su nombre, la que el Martes Santo será escenario del rezo del Vía Crucis cuando la imagen retorne a su templo y los tocones realizados por el escultor zamorano Ricardo Flecha marquen las estaciones del dolor.

Numeroso público ha seguido el traslado del Nazareno desde los miradores al río y en su subida por la Cuesta de Pizarro, en una tarde un tanto fría pero que ya apunta a la primavera recién estrenada.

Una vez que el Nazareo llegaba a la Catedral, Zamora entraba de lleno en sus días grandes, los de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, que cada año anuncia el Nazareno cuando sale a las calles para llamar a las puertas de una nueva Semana Santa. Esta noche la ciudad entra de su mano en el milagro y en el misterio.

Comenzamos.

Galería de imágenes y vídeo ( Rafael Lorenzo)

 

El Nazareno acude puntual a su cita con la Pasión