sábado. 20.04.2024

La procesión retrasó media hora su salida a causa del agua y ha realizado íntegro su itinerario hasta la Catedral donde se unieron el rezo y el cántico.

La Hermandad Penitencial del Espíritu Santo ha recorrido esta noche las calles zamoranas tras retrasar media hora su salida a causa de la lluvia, que hacía su aparición a las diez de la noche, cuando la iglesia del Espíritu Santo ya estaba llena de cofrades que arropaban al Cristo. La incertidumbre se convirtió en alegría cuando se anunciaba que la procesión saldría a la calle.

Una hora más tarde de esa lluvia rabiosa de primavera, a las once de la noche, las puertas del templo se abrían y centenares de hermanos, hombres y mujeres, con túnica y cogulla blanca salían a una noche húmeda y fría que desafiaron con la fuerza de la fe y la tradición.

Primero, el pendón. Después, un campanil de bronce anunciaba como un inmenso Barandales el paso de la procesión. Por el centro y en parejas, los cofrades iban abandonando la pequeña iglesia románica del arrabal para encaminar sus pasos hacia la Catedral, haciendo gala de una perfecta organización y de un silencio denso solo quebrado por las carracas, memoria de los oficios de tinieblas. 

Ni el frío ni la lluvia los desanimaron. Aunque en la calle era constatable un menor número de espectadores que en años anteriores, no ha ocurrido así con los cofrades, que han acudido masivamente a la llamada del Cristo del Espíritu Santo, una talla gótica anónima del siglo XIV. Hombres y mujeres, muchos acompañados de sus hijos, arropaban en su salida procesional al Crucificado y alumbraban su camino. Algunos dejaban la huella de sus pies descalzos sobre las losas mojadas.

Un incensario, obra de forja de Miguel Fernández Calles, perfumaba la noche precediendo el paso del Crucificado al que le abría paso el coro entonando el "Crux Fidelis" y el "Adoramus Te Christe" de Miguel Manzano. Ya en el atrio de la Catedral y después de la lectura de la Pasión, el coro ha interpretado las Lamentaciones de Jeremías y el Christus Factus Est.

Cuando el reloj pasaba de las doce y media de la noche, la procesión emprendía el camino de regreso por la plaza de Antonio del Águila y la Plaza de Arias Gonzalo para descender por la Cuesta del Mercadillo hacia la iglesia del Espíritu Santo. La casa. La paz. El silencio. El barrio.

Cuando el Cristo atravesaba el arco de medio punto para regresar a su altar, Zamora ya dormía con las puertas de su Semana Santa abiertas de par en par.

Galería de imágenes y vídeos ( Fco Colmenero)

 

 

 

La lluvia respeta el paso del Cristo del Espíritu Santo por las calles